SAN JUAN DE RAVENA
19 de enero
595 d.C.
Obispo
de Rávena (452 - 494/595); salvó a su ciudad de la furia
de Atila y mitigó su destino cuando Teodorico, rey de los
ostrogodos, la conquistó. El Juan de Ravena
que celebramos hoy vivió en un momento complicado:
políticamente, la invasión de los lombardos, que a partir
del 560 se lanzaron a la conquista de Italia, devastando, como
solía ser en estos casos, las ciudades a las que vencían.
Juan es alabado por cuidar y mantener, incluso desde el punto de vista
civil, su pueblo durante la invasión.
Ravena representaba en
esas décadas el centro del poder en Occidente del imperio
bizantino, por lo que su importancia estratégica no podía
ser mayor. Desde el punto de vista eclesiástico, Ravena era el
punto de contacto entre la Iglesia de Occidente y el centro imperial de
Bizancio, por lo tanto su obispo era, de alguna manera, el rival
natural del obispo de Roma. La llamada «Controversia de los tres
capítulos», compleja cuestión que pertenece al
curso general de la historia de la Iglesia, pero que podemos
simplificar mucho diciendo que se trató de un pulso entre el
Emperador Justiniano y el Obispo de Roma Virgilio, aunque se
desarrolló unos años antes que el episcopado de Juan,
dejó secuelas graves en las relaciones entere el papado y el
imperio; parece que Juan mantuvo una postura favorable al Emperador,
tal como se deduce de la anónima «Epistula generalis
seu apologetica contra Iohannem Ravennatem episcopum»
(Epístola general o apologética contra Juan, obispo de
Ravena), en la que el autor se quejaba amargamente y lanzaba invectivas
contra el obispo, ya que había sido condenado a muerte por la
autoridad civil en la cuestión teológica que se
debatía, y a pesar de que el obispo de Roma lo había
perdonado, el de Ravena no.
De todos modos, las relaciones con san Gregorio Magno (que
gobernó del 590 al 604, en parte coincidente con Juan) parecen
haber sido fluctuantes, ya que, a pesar de la tensión, el Papa
alababa la virtud de Juan, y le dedicó una de sus obras
más destacadas, la «Regula Pastoralis».
Durante su episcopado se concluyó y dedicó solemnemente,
el 17 de mayo del 582, la basílica de San Severo in Classe. Nada
más sabemos de Juan, cuya vida y hechos sólo podemos
deducirlos de manera muy indirecta. En los elencos de los obispos
de Rávena aparece como Juan II, pero no parece que haya recibido
ningún culto, ni que se le haya citado como santo.