SAN JUAN DE MATERA
20 de junio
1139 d.C.
Nació en Matera (Lucania-Italia) en el seno de una noble
familia. Desde muy joven quiso ser eremita y solicitó
hospitalidad en el monasterio de Taranto, pero como era un hombre poco
hablador, fue juzgado de carácter antipático y por ello
alejado del monasterio.
Marchó a Calabria, uniéndose a los monjes de
Montevergine junto a san Guillermo de Vercelli, su fundador, pero lo
dejó para ser predicador en Bari; luego se dirigió a
Sicilia viviendo en continua penitencia y por último se
refugió en Ginosa en la Puglia, donde recibió de san
Pedro la orden de reparar su iglesia; como san Francisco,
entendió en una reparación arquitectónica, y junto
con unos compañeros se puso al trabajo, pero fue encarcelado
acusado de posesionarse de un tesoro. Se dio cuenta que lo que
tenía que rehacer era la iglesia espiritual y salió de su
aislamiento convirtiéndose en un predicador de gran éxito
en toda la Italia meridional. Fue acusado de herejía, pero, la
humildad que demostró en su proceso, hizo que se exonerase de
los cargos. En Pulsano fundó, bajo la regla de San Benito, un
monasterio que toma su nombre, Congregación de Pulsano que
sobrevivirá algún tiempo. En su Vita se dice
que fue un hombre de oración, solitario, y de una intensa vida
mística.