SAN JUAN "DE LA
REJILLA"
1 de febrero
1163 d.C.
Se le
llama de "la rejilla" a causa de una reja que rodeaba su tumba. Era un
bretón que fue ordenado cisterciense en Claraval bajo el
abadiato de san Bernardo; regresó a Bretaña como abad y
fundador de los monasterios Buzay y Bégard. Fue elegido obispo
de Aleth, sede que trasladó a Saint-Maló.
Según otras
fuentes, san Juan tuvo muchas dificultades en la organización de
su catedral. Anteriormente, aquella iglesia había estado
gobernada por monjes de Marmoutier en Tours, pero el obispo
instaló en su lugar a canónigos regulares de San
Agustín, por lo que los primeros, resentidos, enredaron a san
Juan en fastidiosos litigios. Cuando los obispos franceses dieron su
fallo contra él, el obispo Juan, por consejo de san Bernardo,
fue personalmente a Roma y expuso el asunto al papa, que decidió
a su favor. Sus adversarios, no obstante, encontraron un pretexto para
reanudar el litigio y Juan tuvo que volver a Roma. Para que el asunto
quedara finalmente arreglado y sus contrarios le dejaran en paz,
pasaron dieciocho años. Todavía existe una de las cartas
de su correspondencia con san Bernardo sobre este asunto. Los
biógrafos de san Juan ensalzan su paciencia en estos prolongados
litigios y el notable espíritu de caridad e indulgencia que
caracterizó su trato con el prójimo.
Juan fue comisionado para reformar el monasterio de Saint-Méen,
de Gaël, y además de las otras casas religiosas que
fundó, estableció las abadías de la Sainte Croix
de Guingamp y la de Saint-Jacques de Montfort. Llevó una vida de
mucha austeridad. Su relación con los cistercienses fue
sólo su amistad con san Bernardo que lo elogió por ser
amante de la pobreza y de los pobres. Su culto fue confirmado por
Julio III en 1517.