SAN JUAN DE LA CRUZ
(Doctor de la Iglesia)
14 de diciembre
1591 d.C.
Se
llamaba Juan de Yepes Álvarez y había nacido en
Fontiveros (Ávila); se quedó pronto huérfano de
padre, y se acogió a la protección de la Virgen, pues la
familia quedó en la ruina total. Probó oficios en
Arévalo, pero terminó pidiendo en la calle para un
colegio; pero le llamaba el estudio. En 1562, se alojó y
sirvió a los enfermos en el hospital de Medina de Campo, pero su
oficio era pedir para el hospital; y, desde allí, acudir a las
clases de la Compañía de Jesús. Ingresó en
la Orden del Carmen en 1563 en el convento de Santa Ana de Medina del
Campo. Cursó Artes y Teología en la universidad de
Salamanca desde 1564 al 1567; y, ya sacerdote en 1567, se sintió
atraído por la vida del Cartujo. Cuando conoció la obra
de santa Teresa de Jesús, decidió iniciar el estilo
carmelitano de la santa de Ávila, ella tenía 52
años y él 25 años. En el 1568, con el nombre de
Juan de la Cruz (antes se llamaba Juan de San Matías),
comenzó la reforma con dos compañeros en Duruelo.
Posteriormente introdujo la reforma en otros conventos: Mancera de
Abajo (Salamanca), Pastrana, (Guadalajara), -como maestro de novicios-,
y en el colegio universitario de Alcalá de Henares. Desde 1572
al 1577, fue el confesor de las carmelitas del convento de la
Encarnación en Ávila, donde Teresa de Jesús lo
había presentado como "un padre que es santo". En Ávila
dejó fama de su poder taumatúrgico sobre el mal,
aplicando exorcismos en algunos casos muy significativos.
En
1575, un capítulo general de los carmelitas, en Piacenza,
emitió un severo juicio contra la acción de los
reformadores de la regla de Castilla y fue definido por sus hermanos
calzados como "peligroso desobediente, rebelde y contumaz".
Sufrió procesos por la Inquisición y los "calzados" que
se opusieron a su reforma. Tuvo que sufrir la cárcel en el
convento del Carmen de Toledo, donde soportó penas
físicas y morales hasta la angustia mística del
Getsemaní, describiendo sus experiencias místicas en las
primeras estrofas del “Cántico espiritual”. Por
intervención de María, pudo huir y refugiarse entre las
carmelitas descalzas, que lo escondieron en un estado físico,
"desfigurado como una imagen de la muerte", mientras él hablaba
de sus perseguidores como de insignes bienhechores.
En 1578, los
carmelitas descalzos se separaron definitivamente de los calzados.
Marchó a Andalucía, donde pasó el resto de sus
días, primero como superior y fundador del convento de Baeza,
Jaén, (1579), donde empezó a redactar su doctrina (“Subida
al monte Carmelo” y
“Noche oscura”); y más tarde como prior en Granada
(1582), donde ultimó el “Cántico espiritual” y la “Llama de amor viva”.
Fue nombrado vicario provincial de Andalucía en 1585 a 1587. Fue
a Lisboa para asistir a varios capítulos generales de los
descalzos. En 1588, fue nombrado prior de Segovia; pero después
de haber pedido al Señor ser menospreciado y tenido en nada, fue
marginado por el capítulo general de Madrid en 1591, hasta ser
humillado y pisoteado. Fue destinado a Méjico, pero la
expedición no llegó a partir. Entretanto fray Juan
vivió entregado a la contemplación y a la vida campesina
en el convento solitario de La Peñuela.
En la opción
que se le ofreció entre dos conventos, prefirió no ir a
Baeza (al que amaba) y se fue al de Úbeda, que le era hostil
(aquí había sufrido, cubierto de llagas que supuraban, a
un prior que se le oponía, tan despiadado que llegó a
colmar la medida de su anhelo de desprecios y malos tratos); y en 1591,
de septiembre a diciembre, soportó las últimas penas
físicas con gran amor, rechazando todo alivio; tenía una
septicemia y llagas purulentas en la pierna derecha. Mientras se
recitaba las recomendaciones del alma, solicitó le leyeran el “Cantar
de los Cantares”, y con el crucifijo en las manos repitiendo las
palabras de Cristo agonizante ("En tus manos...") y... expiró.
Si bien fue el primer carmelita descalzo cronológicamente, no
fue nunca el primero jerérquicamente en la reforma. No
llegó a ser provincial, ni vicario general.
Su pensamiento se
puede resumir en esta poesía suya: "Para llegar a gustar todo/
no queréis tener gusto de nada./ Para llegar a poseer todo/ No
queráis poseer ninguna cosa. /Para llegar a ser todo/ no
queráis ser ninguna cosa./ Para llegar a saberlo todo/ no
queráis saber nada de nada". Su lema había sido: "a la
tarde te examinarán en el amor". Sus restos están
enterrados en Segovia.
Fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII. San Juan de la Cruz no fue
un sabio, si se le compara con otros doctores. Pero santa Teresa
veía en él un alma muy pura, a la que Dios había
comunicado grandes tesoros de luz y cuya inteligencia había sido
enriquecida por el cielo. Así lo reconoció la Iglesia en
1926, al proclamar a san Juan de la Cruz Doctor de la Iglesia por sus
obras místicas.Patrón de los poetas de lengua
española.