SAN JUAN DE
ÁVILA
(Doctor de la Iglesia)
10 de mayo
1569 d.C.
Fue
conocido como “El Maestro”. Nació en Almodóvar del Campo,
Ciudad Real, en el seno de una familia de ricos propietarios y
judíos conversos. Cursó los estudios universitarios de
Filosofía y Derecho en Salamanca hasta que en 1517
regresó a Almodóvar donde llevó una vida retirada
movido por un toque de la Providencia que sufrió en Salamanca.
Parece que llegó a ingresar en una Orden mendicante, pero no
llegó a profesar y se salió. A los 20 años
marchó a Alcalá donde escuchó a Domingo de Soto
que le animó a estudiar Teología y llegó a ser
bachiller. Los libros de Erasmo le influyeron mucho y no llegó a
terminar sus estudios. A los 25 años fue ordenado sacerdote
(1526) y dijo su primera misa en su pueblo natal junto al sepulcro de
sus padres. Su herencia paterna la repartió entre los pobres
porque quería ser un sacerdote pobre y se entregó a una
vida de continua oración y penitencia. Decidido a ser misionero
en América, pero la obediencia al obispo de Sevilla, Alonso
Manrique le obligó a permanecer en Andalucía (entre otras
cosas no pudo emigrar porque era de familia de cristianos nuevos). En
Sevilla termino sus estudios de Teología. Predicó en
Écija, Alcalá de Guadaira, Lebrija, Jerez….
Fue un predicador austero, fogoso, que arrebataba con
fuerza la conversión de sus oyentes. En 1532 el Santo Oficio se
alarmó ante la vehemencia de su celo, y considerando que tal vez
perturbaba el orden social e incurría en algún aspecto en
la herejía luterana; por ello sufrió cárcel por
algunos meses hasta que se descubrió su ortodoxia. Se piensa que
en este periodo inquisitorial le obligaron a no firmar la
traducción del Kempis, que por algún tiempo se
atribuyó a fray Luis de Granada. La Inquisición le dijo
que procurase que sus expresiones no se presentasen a malas
interpretaciones. Se encardinó en la diócesis de
Córdoba, donde inició una profunda amistad con fray Luis
de Granada. Recorrió los púlpitos de Ecija, Priego,
Montilla, Granada, Baeza, Zafra... Renunció a canonjías,
al obispado de Segovia, al arzobispado de Granada, a ser confesor de
Felipe II y al capelo cardenalicio. Su modelo fue san Pablo. "He
oído a san Pablo, explicando a san Pablo", exclamó
un teólogo dominico después de oírlo. En
Granada, predicando en 1539 convirtió a san Juan de Dios, del
que sería su director espiritual y ayudaría en su
proyecto hospitalario. Tuvo también otra dirigida que
murió en olor de santidad, y fue la joven Sancha Carrillo.
Comenzó a tener en su entorno sacerdotes que seguían su
mismo género de vida y componían un grupo estable que
cultivaba la espiritualidad sacerdotal y se dedicaba al apostolado de
la predicación y el confesionario. Sus discípulos
quisieron formar una sociedad estructurada, pero Juan pensaba que ya
existía la Compañía de Jesús; muchos de
ellos ingresaron en los jesuitas, entre ellos san Francisco de Borja,
al que conoció en Granada cuando acompañaba el catafalco
de la emperatriz Isabel. San Ignacio de Loyola mantuvo correspondencia
con él, e intentó por todos los medios que ingresara en
la Compañía, pero él, después de
pensárselo mucho, decidió ser sacerdote secular, y
apóstol de Andalucía.
Trabajó mucho con su escuela sacerdotal, por la
reforma del clero. Fundó 15 colegios, entre ellos el colegio que
luego será el seminario conciliar de San Carlos en Granada, y la
universidad de Baeza. "Encallecer las rodillas en la oración
más que gastar los ojos en el estudio" recomendó.
Edificó a todos con la celebración Eucarística.
"Trátelo bien, que es Hijo del buen Padre", se acercó a
decir un día a un sacerdote presuroso. Profesó una gran
devoción a María: "más quisiera estar sin pellejo
que sin devoción a María". Fue muy austero. "Con ese
ruido espantaré las ovejas" dijo a un sacerdote por el fru-fru
de la seda de su sotana. Escribió tratados de teología:
"Sermones", "Audi, filia", "Epistolario", "Tratados del amor de Dios y
del sacerdocio", "Pláticas Espirituales", "Tratados de
reforma" para el concilio de Trento y el "Catecismo", en el que se
basaron los textos de los padres Astete y Ripalda. En Montilla
pasó los últimos años, enfermo, casi ciego,
entregado a la oración, a la penitencia, al confesionario;
tenía nefritis, fiebres y dolores agudos. En este período
estuvo relacionado con todos los personajes de su época: san
Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Pedro de
Alcántara, san Juan de Ribera, san Francisco de Borja, san Luis
Bertrán, Luis de Granada. está enterrado en la iglesia de
los jesuitas. Fue canonizado por el beato Pablo VI el 1 de junio
de 1970 y proclamado Doctor de la Iglesia por SS Benedicto XVI el 7 de
octubre de 2012. Es patrón del clero secular de
España.