SAN JUAN
CRISTÓSTOMO
(Doctor de la Iglesia)
407 d.C.
13 de septiembre
Llamado
"Crisóstomo" por su gran elocuencia. Nació en
Antioquía de Siria, y era hijo de un oficial del
ejército; Juan fue educado por su madre, Antusa, que se
quedó viuda a los 20 años, e instruido por el
célebre retórico pagano, maestro de helenismo, Libanio.
Ejerció la abogacía. En este empleo se dejó
arrastrar por las diversiones del mundo, cuando Dios le abrió
los ojos. Determinó la determinación de renunciar al
mundo.
Orientado al cristianismo por el obispo San Melecio, que
lo bautizó a los 18 años (c.368), y por Diodoro de Tarso,
llegó a lector y con este maestro empezó la famosa
Escuela exegética y teológica de Antioquía, que
tanto ha dado a la Teología y Apologética e
interpretación de las Sagradas Escrituras. Luego fue ordenado
diácono (c. 381). Después de haber estudiado elocuencia y
letras, se dejó seducir por la vida eremítica, pero, una
dolencia de estómago y la necesidad de gente preparada
intelectualmente para vencer las herejías, le hicieron dejarla.
En el desierto escribió “Diálogo sobre el sacerdocio”.
Fue ordenado sacerdote en Antioquía a los 32 años (c.386)
por su sucesor, Flaviano.
Se dedicó al ministerio de la predicación en
Antioquía durante doce años (386-398). Sus
homilías, construidas sobre una doble trama: dogmática y
moral, le granjearon la simpatía del pueblo. Fue célebre
su “Homilía sobre las estatuas”, con la cual logró
consolar al pueblo, temeroso de una represalia imperial por una
rebelión en 386 a causa de un nuevo impuesto. Tras la muerte de
san Nectario (397), patriarca de Constantinopla, por su fama de orador
y homeleta, Juan fue elegido, en contra de su voluntad, para sucederle.
Quiso terminar con el cisma de Antioquía, y para ello
pidió apoyo al papa san Inocencio I, que le rogó que
admitiera en la comunión al anciano obispo Flaviano. No
fructificó su gestión, y entonces Juan se dedicó a
fondo a la renovación de su diócesis. Siguió
predicando contra el vicio, el lujo y el desenfreno de la corte
imperial, ganándose una oposición feroz, especialmente
del valido, el eunuco Eutropio. Organizó una gigantesca obra de
apoyo a los pobres y luchó especialmente contra el relajamiento
del clero y los monjes. A su predicación incansable de la
palabra divina, acudían las gentes a Constantinopla en bloque.
Renovó la liturgia, como catequesis eficaz y escuela permanente
de formación de los fieles. Todavía hoy la Iglesia
bizantina titula su “misa” como “La divina liturgia de nuestro padre
entre los santos, Juan el Crisóstomo”.
Tan fiel al Papa san Inocencio I, como a sus diocesanos,
tuvo que enfrentarse a los abusos de poder especialmente los de la
emperatriz Eudoxia, que se consideró atacada en una
homilía contra el lujo, así como de muchos obispos, que
se consideraron agraviados por sus reformas. En venganza, la
emperatriz, apoyada por el obispo de Alejandría, Teófilo,
y los otros obispos, convocó un Sínodo sedicioso conocido
como el de "La encina", donde Juan fue desterrado por primera vez. "No
temo la muerte -decía- ni envidio las riquezas. No tengo deseos
de vivir, sino es para vuestro bien espiritual... En cualquier lugar
donde me mande Dios, le doy las gracias". Marchó a Prenetos, en
la costa de Bitinia, pero el pueblo se sublevó contra esta
decisión. Reclamado más tarde por el emperador Arcadio,
cuando la ciudad sufrió un terremoto, el pueblo lo
recibió triunfalmente; pero dos meses después, al
oponerse Eudoxia, que aspiraba a los honores divinos en una fiesta
popular pagana, fue exiliado de nuevo (404) a Cucuso, en la frontera de
Armenia; otra vez el pueblo se sublevó, quemando Santa
Sofía y el Senado. Por fin, a causa de las protestas imperiales,
fue enviado a un lugar todavía más lejano, a Pitionte, en
la costa oriental del mar Negro. Pero durante el viaje murió en
la pequeña ciudad de Comana (Tokat, Turquía), en la
capilla del mártir Basilio o Basilisco, pronunciando las
palabras: "Gloria a Dios por todo. Amén". En 1909, San
Pío X declaró a San Juan Crisóstomo patrono de los
predicadores. Su nombre está incluido en la liturgia
eucarística de los ritos bizantino, sirio, caldeo y maronita.