SAN JUAN BOSCO
31 de enero
1888 d.C.
Nació en Becchi, caserío de Murialdo, aldea de
Castelnuovo de Asti. Después de perder a su padre labrador en
Turín, trabajo sin descanso como cuidador de ganado para poder
formarse intelectualmente, a pesar de las dificultades que le
deparó su pobreza y su hermanastro Antonio, que durante su
niñez le hizo la vida imposible, de manera que su madre, tuvo
que separarlos. Aprendió a leer en cuatro semanas, pues tenia
una memoria fotografica. Para poder costearse sus estudios
trabajó en toda clase de oficios. Después de haber hecho
los estudios secundarios en el real colegio de Chieri, donde
sufrió el rigorismo y distanciamiento de los maestros, a los
veinte años ingresó en el seminario arzobispal de
Turín. "Si yo llego a ser sacerdote, como espero, jugaré
con los niños y los querré, les haré cantar y con
alegría a todos querré salvar"... Para ingresar en el
seminario pidió ayuda al joven sacerdote san José Cafasso.
Ordenado sacerdote en
1841 en Turín y con ayuda de su madre, mamma Margarita y del
teólogo Juan Borel, recogió hasta 300 niños pobres
en unos locales que llamó Oratorios de San Francisco de Sales.
Su madre, su gran educadora le dijo un día: "Puedes imaginarte,
hijo mío, la gran alegría que embarga mi corazón,
pero, por favor, no deshonres nunca este hábito. será
mejor que lo abandonaras. Cuando viniste al mundo te consagré
por entero a la Virgen María; cuando comenzaste los estudios te
recomendé la tierna devoción hacia Ella; ahora te
encarezco que seas todo de Ella... Si llegas a ser sacerdote,
recomienda y propaga siempre su devoción...". Estamos en los
años en que Turín vivió la época
preindustrial, con el consiguiente problema de la emigración
juvenil, que en los círculos culturales provocaba proyectos de
instrucción y alguna que otra idea de prevención. En este
contexto don Bosco, como hábil organizador de iniciativas, iba
reflexionando sobre lo que más tarde se llamaría el
"sistema preventivo", fundado en "razón, religión y
afabilidad". Dos eran las armas de que se sirvió: La
Eucaristía y la Penitencia. Estos dos sacramentos obraron
maravillas entre los jóvenes.
A pesar de las
críticas y de los violentos ataques de los anticlericales y de
los propios eclesiásticos, el oratorio festivo (y posteriormente
cotidiano) en Valdocco, se enriqueció con talleres artesanos y
profesionales, con escuelas de artes y oficios para jóvenes
obreros y escuelas humanísticas para los jóvenes que
aspiraban al sacerdocio; tanto que ya en 1868 los jóvenes eran
cerca de 800; es decir la mayor concentración de adolescentes de
extracción popular existente entonces en Italia. Los
educó con tanta bondad y firmeza que fundó una
congregación religiosa: la Sociedad de Sacerdotes y Hermanos
Salesianos, en el que ingresó como uno de los primeros miembros
el beato Miguel Rúa, y, más tarde fundó para
mujeres, el Instituto de Hijas de Maria Auxiliadora junto con santa
María Dominica Mazzarello y después la Asociación
de Cooperadores Salesianos. La obra de Don Bosco tendrá como
centro de devoción y ayuda a María Auxiliadora. Su norma
fue la de no castigar nunca a nadie, de atraer a todos con la bondad y
la simpatía. Propagó la devoción Sagrado
Corazón de Jesús. Su fe en la Providencia no tenía
límites lo que le permitió superar la política
anticlerical de las autoridades, la escasez de medios económicos
y las incomprensiones de muchos eclesiásticos.
En 1875 empezó,
merced al influjo migratorio hacia Iberoamérica, la epopeya
misionera de los salesianos. Don Bosco comenzó a peregrinar por
Europa en busca de fondos y colaboradores. Murió en Turín
con fama de santidad, en total pobreza, y diciendo: “Decide a mis
muchachos que os espero a todos en el Paraíso”. Don Bosco fue
también escritor popular con miras predominantemente
catequéticas, escolásticas y apologéticas. Sus "Lecturas
católicas" se
difundieron por todos los rincones de Italia, lo mismo que su "Boletín
salesiano". Este gran apóstol de la juventud vivió y
murió con el optimismo cristiano desarrollado al máximo
en una total confianza y abandono en la Providencia. Fue siempre
sacerdote diocesano, pues nunca emitió votos religiosos.
Su canonización tuvo lugar el 1 de abril de 1934 por el papa
Pío XI. El 31 de enero de 1988, el Papa San Juan Pablo II
lo declaró Padre y Maestro de la juventud, “estableciendo que
con este título fuera honrado e invocado, especialmente por
cuantos se reconocen sus hijos espirituales”.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)