SAN JUAN BERCHMANS
13 de agosto
1621 d.C.
Nació en Diest de Brabante (Bélgica), en el seno de una
modesta familia cristiana. Murió pronto la madre, y al final el
padre fue ordenado sacerdote. Nuestro santo inició sus estudios
en el seminario de Malinas y, al acabar sus estudios medios,
entró, con 17 años, en la Compañía de
Jesús donde "apasionado por la gloria de Dios y por Jesucristo,
quiere trabajar sin perder la más pequeña parte de su
tiempo", y estudió con la intención de ir de misionero a
China. Por ingresar en la Compañía, Juan tuvo la
oposición de su padre, pero él se mantuvo inflexible. Fue
ordenado sacerdote en Malinas.
Su detalle y control de las más mínima
acciones, sobrenaturalizando siempre la intención, se ha hecho
cita de ideal perfecto: "Mi mayor penitencia ha de ser la vida
común", parece ser que le fastidiaba la vida comunitaria; su
mayor penitencia era vivir con otros. Cuando tenía que hacer
algo lo hacía con todo el amor del mundo bajo la mirada de la
Virgen. "Quiero hacerme santo sin espera alguna; y la devoción a
María Santísima es el fundamento de mi vida espiritual.
Si amo a María, estoy seguro de mi salvación y de ser
fiel a la vocación religiosa". A ella dedicó su “Coronita
de las doce estrellas”. Fue conocido por la comunidad, como el “hermano
alegre”, siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo, y siempre con una
sonrisa.
Pululaban por aquel entonces los errores de Bayo,
catedrético de Escritura de Lovaina, quien afirmaba, que
María había sido concebida en pecado. Los teólogos
san Roberto Belarmino y Francisco de Toledo intervinieron para
esclarecer la verdad. Es curioso notar que el gran teólogo
español Juan de Lugo, atribuye el movimiento en favor de la
Inmaculada a las oraciones de Berchmans. En el último año
de su vida Juan se había comprometido, firmando con su propia
sangre, a "afirmar y defender dondequiera que se encontrase el dogma de
la Inmaculada Concepción de la Virgen María".
Fue el alumno más brillante del Colegio Romano de
Roma, y allí pronunció el discurso y controversia en
latín con gran altura y sencillez. Semejante discusión
también la hizo en el Colegio Griego, y todos los asistentes
quedaron impresionados. Seis días después, al sentirse
morir dijo: "Mi mayor consuelo en esta hora es el no haber quebrantado
nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de los superiores, a
sabiendas y advertidamente; y el de no haber cometido nunca un pecado
venial". Una de sus frases más celebres será: "Si no me
hago santo ahora que soy joven no lo será nunca". A los cinco
años de su noviciado, un resfriado degeneró en una
tuberculosis que lo llevará a la muerte en Roma. Si bien
su causa se inició el mismo año de su muerte, la
beatificación de san Juan Berchmans no tuvo lugar hasta el
año de 1865 y su canonización en el de 1888 por el Papa
León XIII.