SAN JUAN BAUTISTA CHON CHANG-UN
9 de marzo
1866 d.C.



   En el pueblo de Nei-Ko-Ri en Corea, Santos Pedro Ch’oe Hyong y Juan Bautista Chon Chang-un, mártires: padres de familia, administraron el bautismo y editaron libros cristianos; sometidos por esto a tortura, persistieron con constancia en la fe hasta tal punto de suscitar la admiración de sus perseguidores.

  
Juan Bautista Chon Chang-un
, nacido en 1811 en Seúl, era cristiano, y había comprado la casa y la imprenta de Pedro unos pocos días antes. La historia de este mártir no está exenta de sinuosidades: en la persecución de 1839 había sido apresado y torturado bárbaramente en la prisión de Kou-riou-kan, de modo que terminó apostatando para librarse. Sin embargo, a la salida de la cárcel su madre, ferviente cristiana, le reprochó su cobardía. Juan comprendió con el tiempo su error, y quiso volver a la práctica de la fe, pero la ausencia de sacerdotes le impedía confesarse, y cayó así en una profunda depresión.

  
Con la llegada del P. Andrés Kim su espíritu tomó nuevo impulso, realizó una confesión general, e inició una vida de penitencia que fue edificante para todos los cristianos que se habían escandalizado con su caída.


   Fue apresado junto con Pedro, y recibió como él las torturas acostumbradas: bastonazos y puntazos -que fueron con Pedro especialmente crueles-; pero los dos se negaron a dar ningún dato que pudiera comprometer a otros cristianos, a la vez que mantuvieron con entereza la confesión de la fe. Llegaron a ver la muerte del P. Berneux, y dos días más tarde, el 9 de marzo, fueron crucificados, decapitados, y sus cuerpos expuestos -a tenor de la ley- tres días. La valentía y entereza ante la muerte de Pedro dejó admirados a sus verdugos.

  
Pagando un soborno, la familia de Juan consiguió la devolución del cuerpo, pero en cambio el de Pedro fue abandonado en el campo para que fuera comido por las alimañas y aves carroñeras. Sin embargo no ocurrió eso, y los cristianos pudieron, algunos días más tarde, recoger las preciosas reliquias y enterrarlas junto a las de Juan, cerca del escenario de su pasión. Fueron canonizados el 6 de mayo de 1984 por san Juan Pablo II con otros 101 mártires coreanos.

Página Principal
(Parroquia San Martín de Porres)