SAN JOSÉ DO
QUANG HIEN
9 de mayo
1840 d.C.
Nació en Quan-Anh en la provincia de Nam-dinh, Vietnam. Educado
en la fe católica, al llegar a la edad adulta optó por la
vida religiosa, para lo que marchó a Filipinas, y tomó el
hábito de la Orden de Predicadores en Manila, el 12 de octubre
de 1812, y al cabo de un año hizo la profesión religiosa.
Posteriormente hizo los estudios necesarios y se ordenó
sacerdote.
Vuelto al Tonkín, quedó como colaborador del
Obispo santo Domingo Henares, y posteriormente pasó al distrito
de Cao Moe, de cuyo cuidado pastoral fue encargado, poniendo lo mejor
de sí mismo en el desempeño de este encargo.
Cuando a comienzos de 1833 vino otra vez sobre la
cristiandad tonkinesa la persecución, se vio obligado a huir de
un sitio a otro para evitar que con su captura quedara sin asistencia
religiosa su distrito. Pero un pagano lo reconoció en Kien-Trung
a donde el sacerdote había ido a administrar a un enfermo los
últimos sacramentos, y lo denunció a las autoridades. Se
le avisó de la denuncia de que había sido objeto y
entonces celebró la santa misa pidiendo a Dios fuerza para
afrontar lo que le esperaba cuando fuera arrestado. “Si Dios quiere que
padezca el martirio esto será lo mejor”, exclamó en medio
de la persecución.
El 20 de diciembre de 1839, fue sacado de una cueva en que
se hallaba oculto y llevado ante el gobernador que le ordenó que
pisara una cruz: “Yo adoro a mi Señor; por consiguiente no piso
la cruz”, fue su respuesta. Fue terriblemente flagelado, se le
colocó una pesada canga. Lo encerraron en una prisión, y
convirtió la cárcel como lugar de predicación, y
llegó a convertir a la fe cristiana a algunos presos, hasta que
lo sometieron a total aislamiento. En su nueva morada se dedicó
a pintar imágenes de la cruz que luego distribuía entre
los cristianos. Pasados esos meses, compareció de nuevo ante los
mandarines que en vano intentaron su apostasía y para ello lo
mandaron flagelar sin piedad. El 29 de abril de 1840 lo condenaban a
muerte y el 9 de mayo siguiente era decapitado en Nam-Dinh. Fue
canonizado el 19 de junio de 1988, junto a 103 compañeros, por
el Papa Juan Pablo II.