SAN JOSÉ CHANG
SON-JIB
26 de mayo
1839 d.C.
Nació
en la provincia de Kyonggi (Corea), en el seno de una familia obrera de
religión pagana. Contrajo matrimonio y quedó viudo;
volvió a casarse y volvió a enviudar, pasando por una
fuerte crisis moral. Persona seria y responsable, era bien apreciado
entre sus vecinos; desempeñaba el oficio de farmacéutico
o médico. Cuando conoció el cristianismo, empezó
con ilusión el catecumenado, pero la encarnación del Hijo
de Dios y su concepción virginal le resultaban muy
difíciles de creer. Abandonó entonces el catecumenado, se
puso a criticar abiertamente los dogmas cristianos, y llevó una
vida completamente al margen del cristianismo. Sus amigos
católicos quisieron atraerlo de nuevo, pero todo fue en vano,
hasta que un día una conversación con uno de ellos le
llegó al corazón. Decidió entonces volver al
catecumenado y ajustar su conducta al evangelio.
Convertido
sinceramente al cristianismo, fue bautizado en abril de 1838,
recibió la confirmación, y fue en adelante un creyente
convencido y fervoroso en la práctica de la religión.
Cuando llegaron las persecuciones, admiró el modo como los
mártires confesaban públicamente su fe al precio de su
vida, y quiso presentarse espontáneamente, pero lo persuadieron
de que no era ése el camino. Sin embargo al tiempo fue acusado
de ser cristiano y, arrestado el 18 de mayo de 1839, fue llevado ante
las autoridades, ante las que testimonió valientemente su fe, y
se negó a apostatar tal como le invitaban para salvar su vida.
Luego lo sometieron a torturas, en las cuales mostró gran
fortaleza y paciencia; el 26 de mayo le dieron 25 golpes de
bastón, pero ya estaba muy debilitado y, llevado a su celda,
expiró en Seúl. Fue canonizado el 6 de mayo de 1984 por
SS Juan Pablo II.