Los Evangelios casi
no hablan de él: era del linaje de David, hijo de Jacob,
según Mateo, hijo de Helí, según Lucas; era un
judío justo y observante que cuidó de la Sagrada Familia
en Belén, en Egipto y Nazaret; con su obediencia a la voz de
Dios salvó a María de ser acusada de adulterio y a
Jesús, de morir en manos de Herodes. Viajó a
Jerusalén, la primera a los 40 días para presentar al
niño a Yahvé, y allí se encontró con las
profecías del anciano Simeón, y la profetisa Ana;
también viajó cuando el niño tenía 12
años, donde Jesús, se pierde y durante tres días
el padre y la madre lo buscan hasta que le encuentran en el templo con
los doctores. “Sus padres iban todos los años a Jerusalén
a la fiesta de la Pascua” (Lc 2, 41-50).
Debió
morir
antes de las bodas de Canaá (Mt 1,2 y Lc 1,2). Las noticias de
la actividad del carpintero de Nazaret (Mt 13,55) dan a entender que se
trataba de una actividad muy baja: ninguna de las parábolas de
Jesús recuerda el trabajo del carpintero, los modernos
hagiógrafos dicen que fue artesano de la madera.
El “Protoevangelio
de Santiago” y la “Historia de José el
carpintero”, escritos coptos del siglo IV, se dedicaron a relatar
detalles pintorescos en su mayoría del Antiguo Testamento; como
sus desposorios de María; la edad avanzada de José; o que
antes de casarse con María, tenía otros hijos de un
anterior matrimonio....
Su
culto de san
José se celebraba en Oriente ya desde el siglo V en el
calendario copto y en Occidente, fue muy tardío, en el 1481; no
se generaliza hasta la Contrarreforma, y en él influyen tres
santos: Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola y Francisco de
Sales.
"El hecho de que no
se conserve ninguna palabra de San José, pero que se diga que
fue dócil a la voz de Dios, (Mt 1,18-2,23), nos sugiere el
primer corolario de esta actualidad del santo: su silencio, que adora
la voluntad de Dios, es para nosotros más elocuente que muchas
palabras. Justamente podemos considerarlo, después de
María, como el modelo y patrón de la vida interior.
El servicio de
José aparece sobre todo en la impresionante regularidad con que
el evangelio de Mateo describe su obediencia: "Hizo lo que le
había mandado el ángel del Señor"; "El se
levantó, tomo al niño y a su madre". Obediencia, pues,
inspirada en una gran fe, porque ésta debía ser
extraordinaria para un prodigio (la virginidad de la esposa-madre) que
era extraño y casi contrario a cualquier forma de la expectativa
mesiánica de su tiempo.
Es Patrono de la
Iglesia Católica (proclamado por SS Pío IX), de
México, Filipinas, Canadá, China, Perú, Rusia,
Vietnam y Austria, entre los países, Bohemia y Baviera, entre
otras muchas regiones; de los matrimonios y familias, de los
niños, los jóvenes y los huérfanos, de la
virginidad, de los obreros, artesanos, carpinteros, leñadores,
sepultureros, ingenieros, educadores, viajantes, exiliados, moribundos,
protector contra problemas en los ojos, y para invocar en las
tentaciones y la desesperación, para vender, comprar o conseguir
vivienda, para tener una buena muerte, también es patrono de
muchas diócesis del mundo y muchas instituciones religiosas se
ponen bajo su patrocinio.