SAN JESÚS
MENDEZ MONTOYA
5 de febrero
1928 d.C.
Nació en Tarimbaro, Michoacán en el seno de una familia
muy pobre, y a pesar de ello, ingresó en el seminario de
Michoacán, ayudado por amigos y familiares. Fue ordenado
sacerdote en 1906, y fue nombrado coadjutor en Huetamo, luego
pasó a Pedernarles y por último vicario de Valtierrilla
(Guanajato). No gozaba de buena salud, pero fue un sacerdote ejemplar y
dedicó parte de su tiempo al confesionario y a la
enseñanza de los pobres. Fomentó las asociaciones
parroquiales, como las Hijas de María, los Obreros Guadalupanos,
el Apostolado de la Oración.
Cuando se
suspendió el culto público, en 1926, sigue
clandestinamente trabajando en su parroquia, y no tuvo parte alguna en
el levantamiento cristero de su pueblo en 1928. Le avisaron para que se
marchara pero él respondió: “¡Qué dicha ser
mártir! ¡ojalá nosotros muriéramos
mártires, dando la vida por Nuestro Señor!”. Pero fue
descubierto mientras intentaba defender un copón con hostias
consagradas, pidió consumirlas y se le aceptó; dijeron
después los soldados: «Déles esa joya [el
copón] a las viejas», refiriéndose a su hermana
Luisa y a la sirvienta María Concepción, que trataban de
arrebatarles el padre a los soldados. Él entregó el
copón diciéndoles: «Cuídenlo y
déjenme, es la voluntad de Dios».
Seis u ocho soldados lo llevaron al lugar del sacrificio, distante una
media cuadra de la plaza, lo sentaron en un palo que había
allí, en medio de dos soldados. El capitán Muñiz
intentó dispararle con una pistola que no funcionó.
Ordenó entonces a los soldados que le dispararan. Tres veces los
hizo cada soldado con su rifle, pero ningún disparo hizo blanco;
o porque no quisieron o porque no pudieron atinarle. Entonces el
oficial ordenó al prisionero que se pusiera de pie; lo
examinó, le quitó un crucifico y unas medallas; lo
colocó junto a unos magueyes, le disparó y cayó al
suelo. Poco más o menos a las siete de la mañana, estaba
ya muerto. Como a las tres de la tarde del mismo día 5, se
llevaron el cuerpo a Cortázar en una camioneta de redilas,
propiedad del Gobierno. Los soldados lo pusieron junto a la vía
del tren con el fin de que fuera despedazado, e hicieron desfilar ante
el cuerpo a todas las gentes de Valtierrilla que se habían
llevado en calidad de detenidos. Las mujeres de los oficiales, sin
embargo, quitaron el cuerpo de allí y se lo llevaron a un
portalillo. Entonces los soldados cavaron una fosa en el machero de los
caballos para enterrarlo, pero las soldaderas se opusieron, y como el
señor Elías Torres les pidiera el cuerpo para sepultarlo,
se lo concedieron. Sus restos están enterrado en
Valtierrilla. Fue canonizado por Juan Pablo II el 21 de mayo de
2000.