SAN JERÓNIMO
EMILIANI
8 de febrero
1537 d.C.
Nació en Venecia, en el seno de la noble familia de los
Miani o Emiliani, llevó una juventud disoluta, al margen de su
profesión militar. Tenía un defecto que le costó
mucho arrancarlo de su corazón durante toda su vida: era la ira,
el genio fuerte que en tantas ocasiones le traicionaba... Los malos
amigos le llevaron por malos caminos. A los 15 años era soldado,
y a los 25 vistió el traje de senador.
Emiliani fue
encargado, como gobernador, defender la plaza fuerte de Caltelnovo di
Quero sul Piave frente a Luis XII de Francia, se resistió hasta
el fin con gran valentía y cayó prisionero. En la
cárcel meditó sobre su vida, y decidió consagrarla
a Dios y a los pobres. Invocando a María continuamente
logró salir pronto de su encierro: "Madre, pide perdón a
vuestro Hijo de todos mis pecados y concédeme la gracia de
mostrarme cuál es el camino que debo seguir para serle fiel a El
y a Vos"... Por ello, en Treviso, hizo voto de entregarse al servicio
de María. Durante tres años, el tiempo en el que estuvo
al mando del municipio de Castelnuovo sul Piave, se preparó para
este servicio mariano. Para ello se dedicó a las obras de
caridad, y en la carestía y epidemia de 1528, se prodigó
en socorrer a los desvalidos, con dinero de su propio bolsillo, al
mismo tiempo que cuidó de sus sobrinos huerfanos. Fue tanta su
entrega que cayó enfermo. Curado de esta enfermedad,
empezó a recoger en su casa a los huérfanos. Mantuvo
relaciones con miembros de la Compañía del Divino Amor,
fundada por san Cayetano de Thiene.
En 1531
abandonó todos sus bienes en favor de sus sobrinos, y se
dedicó a atender y vivir con los niños de la calle de las
localidades de Bersaglio, Bérgamo, Milán, Pavía.
Fundó en Somasca la Compañía de los Servidores de
los Pobres (que después se llamará Sociedad de los
Somascos), formada de laicos y de presbíteros, aunque él
fue siempre laico. También fundó las
Compañías de los Huérfanos, o sea, un grupo de
voluntarios organizados al estilo de una comunidad religiosa, con una
fuerte vida espiritual y sacramental, que se ocuparon del cuidado
material de los huérfanos y huérfanas y de la
gestión económica. Vio la necesidad de la
formación de los sacerdotes, y después de la
Contrarreforma, sus miembros serán los que dirigieron los
primeros seminarios. contemporáneos suyos hubo otros dos
fundadores que crearon Institutos parecidos: san Antonio María
Zacarías y san Cayetano. El principal objetivo de sus
fundaciones fueron la instrucción y ayuda al clero, la
asistencia a los necesitados, y la educación de los
jóvenes. San Cayetano fue uno de sus consejeros.
Jerónimo
pensó en los huérfanos y fundó el primer orfanato
dirigido con concepciones modernas, donde los muchachos además
de ser acogidos y mantenidos se les daba una enseñanza para
aprender un oficio y de esta manera afrontar la vida a la par que
repetía la frase paulina: "El que no trabaje que no coma" (2Tes
3,10). Después de los hospicios creo casas de acogida para
prostitutas; entre las que andaba siempre compartiendo su penuria y su
comida; y organizándoles residencias desde Somasca,
Bérgamo y Brescia, a Venecia y Verona. Según un
biógrafo "Parecía que tenía el Paraíso en
las manos, y enamoraba y embriagaba del amor de Cristo, a todo el que
le miraba". Atendiendo a los contagiados de peste, adquirió la
misma enfermedad y murió en Somasca.
Tres años después de su muerte, en 1540, su
congregación fue declarada Orden religiosa por el Papa Pablo III
y confirmada bajo la regla de san Agustín. Fue beatificado
el 29 de septiembre de 1747 por Benedicto XIV y canonizado el 16 de
julio de 1767 por Clemente XIII.