SAN JACOBO BERTHIEU
8 de junio
1896 d.C.
Nació en Polminhac, Francia. Berthieu fue un sacerdote diocesano
durante nueve años antes de que él decidiera entrar en
los Jesuitas a los 35 años de edad. Él incluso se
fijó hacer su misión en Madagascar antes de que él
terminara noviciado. Hizo sus votos justo antes de empezar su primera
misión en la isla Sainte-Marie. Catequizó a niños,
realizaba su ministerio sacramental y cuidó de los enfermos
hasta que en marzo de 1880 el gobierno francés expulsó a
los Jesuitas y los forzaron al destierro.
Mientras Berthieu dedicaba su energía a cultivar un
huerto o jardín que creció durante el tiempo que
él no pudo ejercer ningún ministerio sacerdotal. En 1885
la paz volvió cuando un tratado fue firmado; Berthieu
volvió a abrir la misión en Ambositra, Madagascar.
Entonces en diciembre de 1891 que él empezó a evangelizar
a las personas en el distrito de Anjozorofady, a corta distancia al
norte de Tananarive. Berthieu tenía 18 misiones que visitar,
pero su trabajo se interrumpió varios veces por nueva guerra. En
1895 la rebelión de Malagasy contra Francia lo forzó a
irse lejos, poco después él pudo devolver pero otra
rebelión se levantó entre las personas de Menalamba.
Cuando las batallas estuvieron muy cerca, el coronel
francés local, el 25 de mayo, pidió a las personas
salieran del pueblo para sacarlos de peligro. En 6 de junio, Berthieu
fue aconsejado de llevar a sus feligreses a la capital, Tananarive.
Ellos empezaron el viaje pero fueron atacados por la tribu Menalamba y
se separaron buscando resguardo en cualquier pueblo que ellos pudieran
encontrar. Berthieu y algunas de sus acompañantes encontraron
hospitalidad, pero al día siguiente los Menalamba llegaron al
pueblo y arrestaron al misionero. Ellos lo despojaron de su
indumentaria y lo golpearon antes de obligarle a que caminara bajo la
fría lluvia hacia el pueblo donde su vivía su jefe.
Berthieu se negó a aceptar la oferta de aquel hombre, que
prometió salvarle la vida y darle un puesto de consejero en la
tribu Menalamba, si él renunciara su fe. Berthieu
contestó que él se moriría antes de abandonar su
religión. Varios hombres lo atacaron con garrotes; un golpe a la
cabeza lo mató. Sus secuestradores descargaron su cuerpo y luego
lo arrojaron al río, nunca fue recuperado. Fue canonizado
por el Papa Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012.