SAN ISIDORO DE SEVILLA
(Doctor de la Iglesia)
26 de abril
636 d.C.
Su familia
era hispano-romana natural de Cartagena, pero él y los suyos,
huyendo de los bizantinos se instalaron en Sevilla. Se formó
férreamente en Sevilla con sus hermanos mayores: santos Leandro,
Fulgencio y Florentina.
Se cuenta que cuando niño no le gustaba estudiar
por lo aburrido que era. Pero un día huyendo se puso a correr
por el campo, alegre por la libertad conquistada, y como tuviera sed se
acercó a un pozo, sobre la piedra del brocal vio signos
profundos y regulares. A una mujer que sacaba agua le preguntó
qué era aquello, y ésta le dijo que era la señal
del cubo sobre la piedra; entonces el comprendió que su voluntad
rebelde podría ser vencida con la constancia y el estudio.
Ingresó en el monasterio en el que su hermano san Leandro era
abad y se entregó de lleno a la oración. Para el
año 583 era ya conocido como un gran apóstol; sin haber
cumplido todavía los 30 años sucedió a su hermano
como abad. A sus monjes les escribió: "La renuncia completa de
sí mismo, la estabilidad en el monasterio, la pobreza, la
oración litúrgica, la lección y el trabajo deben
ser los pilares de nuestra vida...". Alcanzó en poco tiempo
incomparable erudición y dominó el latín, el
griego y el hebreo, así de cuanta literatura, ya clásica,
ya patrística, se había salvado desde entonces.
Al morir Leandro, fue designado obispo de Sevilla (c.
601). Durante los casi cuarenta años de episcopado se
distinguió por su predicación apostólica contra
las herejías residuales del arrianismo y contra los herejes
llamados "acéfalos", negadores de la dualidad de naturaleza en
Cristo, que fueron condenados en el II concilio de Sevilla que
él convocó en el 619. Fundó junto a Sevilla un
colegio para la formación cultural del clero y de los laicos, y
fue su primer maestro. En efecto, la escuela de Sevilla se hizo
célebre en toda España. En el IV concilio de Toledo
(633), que presidió por sus méritos, hizo obligatorias
tales instituciones, que luego se convirtieron en escuelas
eclesiásticas y monásticas, precursoras de las
universidades. En el año 619 convocó el llamado II
sínodo hispalense. Mantuvo una estrecha relación con los
reyes visigodos que le permitió colaborar activamente con
Sisebuto, Sisenando y Suintila en la estabilidad del reino. Mantuvo una
gran amistad con san Braulio, obispo de Zaragoza.
Gran escritor, erudito conocedor de la literatura
anacorética oriental y admirador de Orígenes, nos ha
legado no sólo la "Historia de los Godos" y el "Libro de
las Etimologías" (que es una especie de inventario de todos
los conocimientos humanos, muy apreciado en la Edad Media), sino
además dos libros sobre los "Oficios divinos", que son una
explicación de la antigua liturgia española. En efecto,
se le atribuye el misal y el breviario para uso de la Iglesia
hispánica, que luego constituyó el núcleo de la
liturgia mozárabe, que sobrevivió a la ruina de la
Iglesia visigoda. También escribió: tres libros de
"Sentencias" (la primera Suma Teológica, libro de texto de
teología), "La diferencia de la propiedad de las
palabras" (gramática y retórica), "El orden de las
criaturas" (ciencias
naturales), "Sinónimos" (mística).
Por el volumen de sus escritos, entre los que merece
mención especial la "Regla de los monjes", este santo
sintetizador de la ciencia antigua puede ser considerado como un
maestro de la Europa medieval y fue el mayor pedagogo de la Edad Media.
Aún no había muerto, y ya sus obras se encontraban en
todas las bibliotecas de Europa. Fue llamado en el VIII concilio de
Toledo, "el varón más sabio de los últimos siglos
cuyo nombre hay que pronunciar con reverencia". Un antiguo historiador
nos los describe: "Fue largo en limosnas, insigne en hospitalidad,
sereno de corazón, afable en las exhortaciones, sabio en el
consejo, humilde en el vestir, sobrio en la mesa, habilísimo
para ganar almas para Cristo, eminente en toda virtud y pronto a dar la
vida por la verdad". Los últimos meses de su vida aumentó
su caridad hacia los más necesitados, murió de una
enfermedad estomacal. Está enterrado en la catedral de
León. Patrón de León y Sevilla.