SAN INOCENCIO I
401-417 d.C.



   Volvió a establecer la unidad y el principio de primacía de Roma después de haber intervenido severamente en favor de San Juan Crisóstomo, perseguido y exiliado por las Iglesias orientales. Si estas iglesia -dijo el Papa- querían quedarse en la comunidad de Roma, tenían que suspender sus persecuciones en contra de Crisóstomo.

   El Papa se encontraba en Ravena cuando supo la noticia del saqueo de Roma por parte de los godos de Alarico (24 de agosto de 410). Inocencio había tratado de salvar el Imperio, apoyando a Honorio, pero la decadencia moral y política de Occidente no tenía solución. Inocencio entró en contacto con Alarico y logró salvar las iglesias y las comunidades cristianas. El Imperio romano había acabado su ciclo. Empezaba el otro ciclo, el del imperio espiritual. La Roma papal empezaba a sustituir a la Imperial. Inspirado por el saquep de Roma y por las acusaciones de los paganos contra los cristianos, considerados por aquellos como culpables de la decadencia, San Agustín escribió en aquella época su De civitate Dei.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)