SAN IGNACIO DE LOYOLA
31 de julio
1556 d.C.
Iñigo López nació en Loyola, en el seno de una
noble familia vasca. Fue designado al sacerdocio por ser el
último hijo, incluso a los 14 años recibió la
tonsura, pero él no mostraba ninguna inclinación al
sacerdocio, y se hizo crecer el pelo. Tras una permanencia juvenil en
el ambiente de la corte de Castilla y una juventud inquieta ("metido en
cosas de mujeres, en galas, en revueltas y juegos de armas") en la que
sufrió un grave proceso (en 1515) por violencia, siguió
una formación militar en Arévalo (Ávila) y, como
caballero del duque de Nájera, Virrey de Navarra,
defendió el castillo de Pamplona, atacado por Francisco I (que
quería separar Navarra de Castilla, 1521). En el asedio fue
herido en la pierna por los franceses. Durante la convalecencia en
Loyola, leyendo ocasionalmente la “Vida de Cristo” del
Cartujano, y la “Leyenda Áurea” de
Santiago de la Vorágine, porque en su casa no había
libros de caballerías, dejó la carrera militar para
convertirse en seguidor de Cristo. Para hacer los primeros
entrenamientos de santidad marchó a Aránzazu.
La vida siguiente de
Ignacio puede dividirse en siete etapas. La primera transcurrió
en Cataluña, donde se detuvo para hacer una vela de armas ante
la Virgen de Montserrat (1522); desde allí se dirigió a
Manresa, donde en una cueva escribió las primeras notas del
futuro libro de los “Ejercicios espirituales”. La segunda etapa
fue de peregrinación a Jerusalén (1523), donde no fue
acogido como huésped permanente de un convento franciscano,
según habría deseado.
En la etapa sucesiva
lo encontramos estudiando en España (1524-1527), primero en
Barcelona, donde fue confundido, a causa de su hábito de
penitente, con un "alumbrado" (secta de iluminados) y fue encarcelado;
una vez liberado, pudo ir a Alcalá y luego a Salamanca, donde
asimismo fue arrestado, aunque por poco tiempo (al confundirlo con un
"espiritual"); por fin se trasladó a pie París.
Aquí, en la cuarta etapa, permaneció desde 1528 a 1535
como estudiante y luego como maestro ("magíster artium");
reunió algunos compañeros (el beato Pedro Fabro, san
Francisco Javier, Diego Laínez, Salmeron, Nicolás
Bobadilla y Rodrigues), y con ellos, en Montmatre, en la capilla de los
mártires, hizo profesión de los tres votos religiosos,
con un voto común de ir a Tierra Santa o de ponerse a
disposición del Papa para combatir la herejía protestante.
En la quinta etapa lo
encontramos en su patria de Azpeitia (1535) para reponerse; en la sexta
etapa fue a Venecia (1535-1537), pasando por Bolonia como mendigo. La
séptima etapa fue Roma (1537-1556), y en el viaje, casi a las
puertas de la ciudad (iglesia de la Storta), tuvo una visión (de
la que proviene el nombre de la Compañía de
Jesús). En Roma, Ignacio fue ordenado sacerdote (1538).
Así, en 1540, en el baptisterio de San Pedro, la
Compañía de Jesús recibió su bautismo con
la bula papal, en espera de las constituciones definitivas, aprobadas
en 1550.
Para sí no pidió nada, ni honores ni reconocimientos, ni
reposo, ni recompensas. No pensaba más que a sus hijos
religiosos, lejanos de él "Les amo tanto -decía- que
quisiera saber el número de pulgas que los devoran". "Buscar la
presencia de Cristo en todas las cosas" les decía.
"¡Qué vil me parece la tierra cuando contemplo el Cielo!"
exclamó. Un día al final de julio de 1556, se
sintió mal: estaba aquejado de litiasis biliar y cirrosis
hepática. Comprendió que la muerte era cercana.
Siguió la disciplina de la vida en común, andando al
refectorio. Rogó a su secretario de pedir al Papa la
bendición en "articulo mortis". El secretario molesto, le dijo
que iría al día siguiente. Aquella noche se lo
encontraron agonizando, murió sin la bendición papal. "Ad
maiorem Dei gloriam" fue el lema que eligió para su
Compañía. Está enterrado en la iglesia de San
Ignacio de Roma. Fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV, y
Pío XI le proclamó patrono de los ejercicios espirituales
y retiros.