SAN IGNACIO DE LACONI
11 de mayo
1781 d.C.
Francisco
nació en Laconi (Cerdeña), en el seno de una familia
humilde. Desde su niñez era extraordinariamente devoto de manera
que solía esperar en oración delante de la iglesia antes
del alba. No pudo estudiar y su salud no era muy buena. A los 18
años enfermó gravemente e hizo voto de entrar entre los
Capuchinos si se curaba. Más tarde escapó a otro peligro
mortal y por esto mantuvo su voto.
En 1721, cuando contaba 20 años marchó a Cagliari
se presentó al convento de los capuchinos de Buoncammino, donde,
rechazado en un principio por su débil constitución,
finalmente fue recibido. Pronunció su profesión en 1722
como hermano converso, cambió su nombre por el de Ignacio. Al
final del año de noviciado fue transferido al convento de
Iglesias, donde tuvo el encargo de despensero y al mismo tiempo se le
encargó el pedir la limosna en los campos de Sulcis.
Después de haber transcurrido 15 años en diversos
conventos, fue enviado de nuevo a Cagliari, al convento de Buoncammino,
destinado primero al telar donde se confeccionaba el paño para
los religiosos, luego limosnero en la ciudad desde 1741, oficio de gran
importancia y responsabilidad. Dios le enriqueció con
especiales dones sobrenaturales que le atrajeron el aprecio de todas
las clases sociales.
Cagliari fue durante 40 años el campo de su
maravilloso apostolado desarrollado con infinito amor, entre los pobres
y los pescadores. Era venerado por todos por el esplendor de sus
virtudes y por los muchos milagros por él realizados hasta el
punto de llegar a ser llamado “el padre santo”. Pedía en los
barrios populares, pedía y daba, pedía dinero para ayudar
a los necesitados y daba consejos o unas buenas palabras o una
corrección de virtud. Fue conocido por todos, amado y respetado.
No sabía leer, pero amaba escuchar las lecturas del Evangelio,
sobre todo la Pasión de Cristo; había recibido el don de
profecía y de hacer milagros.
Habiendo quedado ciego en 1779, pasó los
últimos años de su vida en profunda oración hasta
el día de su muerte, que tuvo lugar en Cagliari. Tenía 80
años. Su cuerpo se conserva en la iglesia de Buoncammino de
Cagliari, muy venerado en toda Cerdeña. Fue canonizado por
SS. Pío XII el 21 de octubre de 1951.