SAN HIPÓLITO
"ROMANO"
13 de agosto
235 d.C.
Hipólito nació en Roma, e ingresó en el clero de
la ciudad; pronto fue conocido por sus doctrinas rigoristas.
Discípulo de san Ireneo. Criticó al papa san Calixto I,
llegando hasta hacerse elegir antipapa, durante los pontificados de san
Urbano I (223-230) y de san Ponciano. Persiguió duramente a san
Calixto I y, sobre todo al papa san Ponciano. Fue el primero que
inauguró la serie de antipapas, ya que su rigor ascético,
y sobre todo su soberbia le hizo sustituirle en el pontificando
provocando así un cisma.
Durante la persecución de Maximino, éste
desterró a los dos. Acompañó a Ponciano al
destierro en Cerdeña, allí el Papa par evitar que la
Iglesia quedara sin cabeza nombró sucesor a san Antero; la
virtud de Ponciano conmovió a Hipólito que
renunció a todas sus pretensiones y que le llevaron al
martirio.
En realidad ninguno de los dos murieron mártires
aunque se les venere como tal, ya que murieron en Cerdeña en las
minas. Antes de morir dice un autor "hermanados así en las
durezas del baño penal, los dos confesores se reconciliaron.
Hipólito en sus últimos instantes, exhortó
expresamente a sus partidarios a unirse a los demás fieles y su
cisma no le sobrevivió". Más tarde, el papa san
Fabián hizo trasladar sus restos mortales a Roma, los de
Ponciano al cementerio de San Calixto, donde se enterraban los papas
entonces, y los de Hipólito al cementerio de la vía
Tiburtina.
Es uno de los más importantes escritores
eclesiásticos de su tiempo, pero a su historia se unieron muchas
leyendas: una de ellas lo liga a san Lorenzo y en esta historia aparece
también santa Concordia, una mártir autentica, pero de la
cual no se sabe nada. Su memoria se conserva, en cambio la de santa
Concordia y compañeros mártires ha sido suprimida del
culto.
Según las últimas investigaciones
históricas, este Hipólito, mártir romano, no ha de
confundirse con otros dos personajes: un obispo, escritor oriental
residente en Roma y un escritor cismático, autor de los
“Philosophoumena” y de las demás obras enumeradas (tal vez la
“Traditio apostólica”, antigua fuente litúrgica romana);
también escribió “Sobre el anticristo”, que es una de las
mayores disertaciones sobre el anticristo; escribió una
“Crónica” que comienza desde la creación del mundo y
termina en el año 234; en el 204 escribió un “Comentario
a Daniel”, teniendo a la vista la persecución de Septimio Severo.