SAN HERVÉ
17 de junio
575 d.C.
Aparte de
san Ivo Helory, ningún otro santo es tan popular como él
en Bretaña. Se dice que su padre fue el bardo san Houarnon y su
madre la bella y pura Rivanona. Su padre fue expulsado de Inglaterra
por los sajones y se refugió en la corte del rey franco
Childeberto. Pronto fue apreciado por su música, pero como no
estaba provisto de la adecuada cortesía, tuvo que abandonar la
vida de la Corte, y después de dos años se
trasladó a vivir a Bretaña. Aquí se casó
con Rivanona, una joven huérfana, con la que tuvo un niño
que nació ciego y lo llamaron Hervé, que significa
“amargura”. Cada vez que el niño lloraba su madre le cantaba
canciones y así el creció teniendo un gran amor por la
música y la poesía.
Cuando murió su padre, Rivanona confió al
niño a un santo hombre llamado Artian. Hervé
después marchó a vivir con un tío suyo, que
tenía una pequeña comunidad monástica en Plouvien,
donde realizó trabajos en la factoría. Durante esta
época, un día en que trabajaba el campo, salió un
lobo del bosque y mató a su asno; Hervé unció al
lobo a la carreta y éste reemplazó desde ese momento al
difunto asno que estaba al servicio de Hervé.
Cuando su tío no pudo dirigir más la
escuela, lo confió al cuidado de los monjes. Después de
un tiempo tuvo la inspiración de trasladarse a la escuela de la
abadía de San Pol de Léon, donde el obispo le propuso la
ordenación presbiterial, pero él la rechazó
humildemente. Con sus compañeros: su guía Guirano y el
lobo, siguió su camino hacia Occidente y al borde del camino
hacia Lesneven hizo surgir una fuente, que todavía hoy lleva su
nombre, para sus compañeros sedientos. Al fin llegaron a
Lanhouarneau (Finisterre, Bretaña) y allí fundó un
monasterio, donde se quedó el resto de su vida, corría el
año 540. Fue venerado por su fama de santidad y su oratoria. En
los alrededores solían recurrir a él como si fuera un
exorcista. Fue invitado, a pesar de que era un simple exorcista, a un
concilio de obispos que se reunió en Menez-Bré.
Su sepulcro, situado en Finisterre, desapareció
durante la Revolución francesa. Sobre sus reliquias se prestaba
juramente solemne hasta 1610, cuando fue prescrito el juramente sobre
el Evangelio. Se le puede confundir con San Hoardon.