SAN GAUDENCIO DE NOVARA
22 de enero
418 d.C.
Parece ser que
nació en Ivrea. Su familia era noble, pero pagana.
Intentó convertirla suscitando entres sus parientes una
reacción que le obligó a huir a Vercelli donde el obispo
san Eusebio, fue su maestro. Según algunos historiadores, en
Vercelli, Gaudencio fue ordenado sacerdote. San Eusebio le tenía
tanto aprecio que lo envió a Novara para que ayudara a san
Lorenzo de Novara, que solo, anunciaba el Evangelio en un territorio
todavía pagano.
El emperador Constanzo
II, protegió a los arrianos porque lo apoyaban en su dominio
sobre la Iglesia. En el año 355 se convocó en
Milán un Concilio, en el que los obispos arrianos, en
sintonía con la Corte, condenaron a san Atanasio de
Alejandría. Constanzo II envió al exilio a algunos
obispos que apoyaban a san Atanasio, entre los que se encontraban, san
Eusebio de Vercelli. Gaudencio parece que encontró un puesto en
Pavía, pero quiso estar cercano a san Eusebio, y lo
alcanzó clandestinamente en el exilio. Pero pronto
regresó a Italia, porque Eusebio le ordenó que continuase
con la predicación; especialmente en Novara donde san Lorenzo
había sido asesinado por los paganos. Se trasladó a
Milán, donde vivió algún tiempo con san
Martín de Tours, del que fue su notario.
De regreso a Novara, encontró en san Ambrosio de Milán un
ejemplo y consejero, que le predijo su episcopado. Fue nombrado primer
obispo de Novara, ocupando la sede durante 20 años. San
Simpliciano, obispo de Milán, lo consagró obispo en el
398. Convirtió a los últimos paganos incluidos a los que
mataron a san Lorenzo y compañeros. Construyó iglesias y
monasterios, tuvo fama de taumaturgo y se convirtió en padre de
muchas comunidades. Él, obispo, vivió en comunidad con un
grupo de sacerdotes, sujetos todos a la misma regla. Con estos
acogió y formó a jóvenes aspirantes al sacerdocio.
Nombró a su sucesor san Agabio, “para que no hubiese discordias
en la elección de pastor”, y murió santamente.
Patrón de Novara.