SAN GREGORIO DE UTRECHT
776 d.C.
25 de agosto
Nació en Tréveris. Su abuela fue santa Adela de
Tréveris, quién le enseñó la vida de
perfección. Cuando era niño conoció a san
Bonifacio de Maguncia, y le siguió en la vida religiosa; el
viejo apóstol lo amaba como a un hijo y le nombró abad
del monasterio de San Martín en Utrecht. Sin abandonar este
cargo se hizo cargo de la diócesis durante 22 años;
durante su gobierno como abad de San Martín, este monasterio fue
un gran centro misionero y forja de santos. Algunos documentos afirman
que fue obispo de Utrecht, pero consta que no llegó a serlo,
pues así lo dice expresamente su biógrafo, san Ludgero.
Entre los discípulos de san Gregorio se contaron
san Ludgero, san Lebwino y san Marchelem. Con su predicación y
diligencia pastorales, san Gregorio hizo de la diócesis un sitio
digno de la abadía. San Ludgero alaba principalmente a su
maestro por su prudencia, liberalidad y espíritu de
perdón. Al respecto cuenta que los dos hermanos de san Gregorio
fueron asesinados alevosamente. Las autoridades enviaron a los asesinos
a san Gregorio para que éste decidiese qué género
de muerte habían de sufrir. El santo, en vez de castigarlos, dio
a cada uno una generosa limosna y los dejó en libertad. Gregorio
soportó con ejemplar paciencia y fortaleza una parálisis
durante los últimos tres años de su vida. Murió en
Maastricht. Los canónigos regulares de Letrán, así
como las diócesis de Utrecht y Tréveris, celebran la
fiesta del Santo.