SAN GREGORIO DE LANGRES
4 de enero
539 d.C.
Conde
de la región de Autun, firme y severo gobernador civil de la
ciudad. Era ya entrado en años, cuando murió su esposa
Armentaria y él decidió realizar su deseo de abandonar el
mundo y entregar su vida a Dios. Fue ordenado sacerdote y fue elegido
obispo de Langres por el pueblo y por el clero.
En este cargo se
ganó una reputación de gentileza y capacidad de
comprensión. Fue padre de san Tetrico y tío de san
Gregorio de Tours. Hacía grandes penitencias en lo referente a
la bebida y la comida. Con frecuencia pasaba una parte de la noche en
oración, sobre todo en el baptisterio de Dijon, donde habitaba.
En uno de esos
momentos de oración, se le apareció san Benigno, el
apóstol de la Borgoña, le reprochó el haber
descuidado su culto, y le pidió que restaurara su sepulcro en
ruinas. Gregorio desconocía la historia del santo, pero
obedeciendo a la visión, restauró el sepulcro que
él creía de un pagano, y construyó una
basílica, y el templo se convirtió desde entonces en un
importante centro de peregrinación. Consiguió
además, por unos peregrinos, una "Vida de San Benigno"
para promover su culto.
San Gregorio, murió
en Langrés, después de 30 años de episcopado.
Según su deseo, sus restos fueron trasladados al santuario de
San Benigno en Dijón. Aun en los milagros que realizó
después de su muerte, parece haber tenido predilección
por los prisioneros de la justicia humana.
El
poeta san Venancio Fortunato escribió más tarde el
epitafio del santo, que aun se conserva, y en donde destaca que la
severidad que desplegó como juez dio paso a su benevolencia como
padre.