SAN GOTARDO DE
HILDESHEIM
5 de mayo
1038 d.C.
Nació
en Reichersdorf (Baviera, Alemania), en el seno de una familia
burguesa. Estudió en la escuela catedralicia de Niederaltaich,
cerca de donde nació. Vivió tres años en la
escuela episcopal de Salzburgo al amparo del arzobispo Federico de
Salzburgo, que le puso en su séquito, y lo
acompañó a Italia y le ordenó subdiácono.
En el 985 fue ordenado diácono por el obispo Pellegrino de
Passau, y al poco tiempo fue elegido prepósito del monasterio
del Niederaltaich.
En
el 990, ingresó como monje benedictino en la abadía de
Niederaltaich y ordenado sacerdote por el obispo san Wolfgango de
Ratisbona; pocos años después fue elegido abad de este
monasterio al que devolvió toda su pureza original en la
vivencia de la regla de san Benito, en la reforma cluniacense, aunque
no estuvo de acuerdo con la deposición de su predecesor el abad
Eremberto. Su fama llegó a ser tal que el emperador san Enrique
II le confió la reforma de otros cenobios, como las
abadías de Hersfeld y Tergensee. Fue abad de Tegernsee
(1001-1002) y Hersfeld (1005-1012), sin renunciar a su cargo de
Niederaltaich.
En
1022 fue creado obispo de Hildesheim, muy lejos ya de su Baviera natal,
sucediendo a san Bernwaldo. Mandó construir más de 30
iglesias y fundó varios monasterios y hospitales para los pobres
incapacitados. Su principal preocupación fue la formación
del clero y el restablecimiento de la vida religiosa. Gotardo
tenía particular predilección por los pobres; en cambio
veía con muy malos ojos a los vagabundos profesionales, a los
que llamaba «los peripatéticos» y no les
permitía hospedarse por más de dos o tres días en
el hospital. Está enterrado en la cripta de la catedral de
Hildesheim. Fue canonizado el 29
de octubre de 1129 por el Papa Inocencio II. Patrón de Hildesheim y
Gotha.