SAN FÉLIX DE
NOLA
14 de enero
260 d.C.
Parece
que nació en Nola y era hijo de un soldado romano de origen
sirio muy rico, que se había establecido en Nola. Heredó
un rico patrimonio con su hermano Hermías. Fue ordenado
sacerdote y se dedicó al servicio de su obispo san Máximo
de Nola, especialmente durante la persecución de Decio; fue
encarcelado y recibió tormento, pero consiguió escapar
(según la leyenda fue un ángel que le rompió las
cadenas) y fue en busca del obispo san Máximo, anciano y
enfermo, en un lugar abandonado, que le ayudó a encontrar un
refugio hasta que pasara el peligro.
En una nueva persecución, quizás en la de Valeriano, le
confiscaron todos sus bienes. Al morir Máximo quisieron hacerle
obispo, y él se negó, le dijeron que podía
reclamar sus bienes y se negó también, ya que no
quería recuperar lo que perdió por Cristo. Pero tuvo que
aceptar el episcopado que rigió con gran generosidad.
Pasó los últimos años de su vida en
ascética pobreza, trabajando como colono en un pequeño
campo para proveer a su sustento y al ejercicio de la caridad. Su Pasión la escribió san
Paulino de Nola. Su tumba, gracias a su fama taumatúrgica, se
convirtió en uno de los lugares más venerados de
Occidente. Desde 1969 se ha limitado su culto a los calendarios
locales. La "Leyenda Dorada" lo
confunde con san Casiano.