SAN EVORCIO DE ORLEANS
388 d.C.
7 de septiembre
Nació en Roma y fue el cuarto obispo de Orleans, tuvo como
discípulo a san Aniano de Orleans. Según su Vida, del
todo inverosímil, él habría dedicado la catedral a
la Santa Cruz y designado a san Aniano como su sucesor. Un día,
cuando celebraba la misa, la mano de Jesucristo apareció encima
del altar repitiendo los gestos del oficiante: cuando elevaba el
cáliz, la mano aparecida también ascendida... Ese
sincronismo se repitió muchas veces.
Durante un concilio celebrado en Orleans y reunidos muchos
obispos para tratar el la condena de las herejías reinantes en
aquellos turbulentos años del 358. Estaban trabajando a fondo.
Mientras hacía un día la oración acostumbrada,
entró un desconocido y todos pusieron cara de sorpresa. Un
guardián del templo, picado por la curiosidad, se acercó
a él y le preguntó qué hacía allí.
"Soy subdiácono de la Iglesia y mi nombre es Evorcio. Mi patria
es Benevento y vengo en busca de mis hermanos Eumorcio y Casia.
Están cautivos y quiero que le den la libertad".
El guardia le llevó a su casa y lo alojó en
ella. Al día siguiente se puso en camino. El guardia lo
llamó y le dijo: "Amigo de Dios, ¿no sabes lo que pasa
aquí?. Desde que murió el obispo, no han encontrado a un
sucesor. Hay dos bandos y nadie se entiende. Quédate con
nosotros". Se fue a la iglesia y se colocó al lado del
guardián. Rezaron juntos. Y en ese momento apareció una
blanca paloma sobre Evorcio. Todos, sin dudarlo, le nombraron obispo, y
gobernó la diócesis durante 30 años.