SAN EUSEBIO DE VERCELLI
2 de agosto
371 d.C.
Natural de Cerdeña y según se dice, su padre murió
mártir. Realizó sus estudios en Roma donde tuvo como
compañero al futuro papa san Liberio; llegó a lector. En
el 340 fue nombrado primer obispo de Vercelli en el Piamonte, quedando
bajo su cuidado una gran parte de la región piamontesa
(incluidas Novara, Ivrea y Tortona); fue consagrado en Roma por el Papa
San Julio I en el 345. En los primeros años de episcopado fue el
primero que introdujo en Occidente la vida común del clero
diocesano en el llamado “cenobio”. Se le atribuye la fundación
de un monasterio femenino, cuya primera superiora fue su hermana
Eusebia. En su ministerio tanto éxito, que como refiere san
Ambrosio de Milán, se "podía ver en los mismos hombres la
abnegación del contemplativo y el celo del ministerio".
Combatió el
arrianismo con todo su ardor; sufrió por su fidelidad a la
doctrina cristiana y defendió a san Atanasio de
Alejandría. Fue perseguido por los arrianos por su ortodoxia;
después del sínodo de Milán (355) fue contado
entre los perturbadores de la paz y exiliado a Palestina
(Escitópolis), junto con santos Dionisio de Milán y
Lucifer de Cagliari donde estuvo sujeto al obispo filoarriano
Patrófilo; luego a Capadocia y, por última a la alta
Tebaida. Tantas fueron las persecuciones y tantos los destierros que le
merecieron el título de "mártir". El mismo nos cuenta en
una carta las penalidades de su destierro: "Empezamos con la ayuda del
Señor a servir de nuevo a los necesitados... Pero su crueldad no
pudo resistir esto y convirtieron nuestro amor en odio suyo... Apenas
lo toleraron veinticinco días, y, enfurecidos nuevamente, con un
numeroso grupo de sicarios armados de palos invadieron nuestro refugio
y, rompiendo paredes llegaron hasta nosotros. De allí me
llevaron para encerrarme en una prisión más estrecha
donde sólo pudo acompañarme nuestro queridísimo
presbítero Tegrino. A los demás hermanos, o sea, a los
presbíteros y diáconos, los cogieron y encerraron durante
tres días, para después enviarlos diseminados al
destierro. A los demás hermanos que venían a visitarme
los encerraron durante muchos días en la cárcel
pública. Hecho esto, retornaron a nuestro anterior refugio y
destruyeron cuanto habíamos comprado para nuestro alimento y
para los pobres".
Por fin puede volver a
Vercelli en el 361 (después de la muerte de Constancio,
favorable al arrianismo); pero antes de volver a Italia, bajo Juliano,
se marchó a Alejandría para visitar a San Atanasio y
asistir al sínodo convocado por Atanasio; San Jerónimo
escribió: "al regreso de Eusebio, Italia ha dejado el luto".
Junto con San Hilario de Poitiers siguió combatiendo con toda su
energía al arrianismo e intentando alejar de la sede milanesa al
obispo arriano Auxencio. Un historiador moderno dice de él: "No
pretendió ser un hombre de partido, sino que sólo quiso
ser un hombre de Dios". Escribió varias cartas doctrinales, y se
le atribuyen otros escritos, pero no están probados. Fue un
ardiente animador de la vida monástica. Murió
tranquilamente en Vercelli. La historia dice que murió lapidado.