SAN EUGENIO DE CARTAGO
13 de julio
505 d.C.
Fue obispo
de Cartago en el 481, con la condición de que no interfiriera en
los hábitos, las costumbres y las creencias de los arrianos, y
de sus obispos, con la pena de exilio de todo el clero africano. Fue el
obispo idóneo para aquel momento. No polemizó, no
levantó muros entre católicos y arrianos. Se dejó
guiar de la caridad y quiso que las iglesias de Cartago fueran abiertas
a todos. Pero los arrianos querían borrar a la jerarquía
católica y por ellos fue enviado a trabajos forzados a
Túnez, junto con algunos jóvenes acólitos. Su fe
le ayudó a resistir las presiones gubernamentales.
Regresó a Cartago, pero la invasión de los
vándalos le valió el destierro en Albí, donde
fundó un monasterio y murió. Salutario y Murita
presbíteros de su diócesis murieron mártires en
Cartago.