SAN ESTEBAN DE
HUNGRÍA
1038 d.C.
16 de agosto
Nació en Esztergom, Hungría. Se llamaba Vajk, y
recibió una educación cristiana de su madre Sarolt y el
ánimo de su padre el duque Geza, que aunque era pagano estaba
bien dispuesto hacia la nueva religión, de manera que en el 972
fue bautizado por san Wolfgango, otros dicen que por san Adalberto de
Praga. Eligió el nombre de Esteban al bautizarse en el 985. Se
casó, en el 995, con santa Gisela de Baviera, hermana del rey
san Enrique II. En el 997, fue elegido gobernarte de los magiares, con
el título de duque y creó la nación de
Hungría. En el año 1000 recibió del Papa Silvestre
II y con el beneplácito del emperador Otón II, la corona,
la cruz procesional y los poderes para crear obispados y nombrar
dignatarios eclesiásticos; en la Navidad de ese mismo año
fue consagrado y coronado primer rey de Hungría.
Su inspirador y educador fue san Adalberto de Praga,
mientras su colaborador más íntimo fue el monje
húngaro, san Anastasio. Con su acción apostólica,
hecha de persuasión, amor y no de violencia, atrajo hacia el
cristianismo a su pueblo todavía pagano; aunque hay
historiadores que afirman que obligó a su pueblo a la
conversión con métodos que hoy no serían muy
ortodoxos; aunque termino con los robos, asesinatos... escribió
un código de leyes dedicado a su hijo san Emerico, que es un
ejemplo de buen gobierno.
Gracias a sus numerosas victorias contra enemigos externos
e internos, Esteban unió gradualmente a los magiares en una sola
nación; organizó diócesis (la de Esztergom y
Kalocsa), fundó abadías (entre ellas la abadía
benedictina de Pannonhalma) y se rodeó de ilustres monjes
extranjeros entre ellos san Gerardo Sagredo, abad de San Giorgo en
Venecia, que fue el preceptor de su hijo san Emerico que murió
en su juventud en una accidente de caza. Para Emerico, escribió:
"La practica de la oración es la garantía de la salud del
reino. No te olvides nunca de repetir: envía, Señor, tu
sabiduría para que viva conmigo, y trabaje conmigo y sepa en
todo tiempo lo que es grato delante de Ti. Las obras de la piedad
serán la base de tu felicidad. Se paciente. Se fuerte. Se
humilde. Se dulce. Se casto. Estas son las piedras preciosas de una
corona real. Sin ellas perderás el reino de la tierra y no
conseguirás tampoco aquel que no se acaba”. Consiguió
conversión al cristianismo de Transilvania al vencer a su
príncipe y, anexionó Bulgaria a la corona hungara.
Los últimos años de su vida estuvieron
llenos de amarguras, pero a pesar de todo no dejó de ser bueno,
misericordioso y pío. Escogió como patrona a la Virgen de
la Asunción, a la que llamó "La Gran Dama de los
Húngaros". Antes de morir quisieron asesinarlo, pero el sicario
no lo consiguió, y Esteban le perdonó la vida, y le
animó a que se reconciliase con Dios. Murió en Buda tras
una larga enfermedad y fue enterrado en la catedral de
Sthulweissenburg. Vivió siempre el lema que dejó en
herencia a su hijo: “El rey que no escucha la voz de la misericordia,
es un tirano”.
Cuarenta y cinco años después de su muerte,
a pedido del rey San Ladislao de Hungría, el Papa San Gregorio
VII hizo trasladar sus reliquias a un santuario construido dentro de la
gran iglesia de Nuestra Señora, en Buda y de este modo
reconoció su santidad en 1086. Inocencio XI en 1686, fijó
su fiesta para el 2 de septiembre, puesto que el emperador Leopoldo
recuperó la ciudad de Buda de manos de los turcos en aquella
fecha. Es el héroe nacional de Hungría.