SAN ESTEBAN DE
GRANDMONT
8 de febrero
1124 d.C.
Nació en Thiers (Auvernia); era hijo del vizconde feudal del
lugar; a los 12 años acompañó a su padre en
peregrinación a la tumba de san Nicolás de Bari;
enfermó en Benevento, y allí se quedó y fue
educado por el arzobispo san Milón. Allí pasó 12
años, donde conoció a un grupo de eremitas calabreses.
Impresionado por su ejemplo, decidió imitarlos, hizo aprobar su
proyecto por el Papa Alejandro II y pasó con ellos otros cuatro
años.
A su regreso a
Francia, fundó en Muret (cercano a Limoges) una
congregación de monjes-anacoretas sobre el modelo que
había conocido en Calabria: con una ceremonia, escribió
un documento en el que declaraba que renunciaba al demonio y se
consagraba a la Santísima Trinidad y metió el dedo en un
anillo, único bien material que le quedaba de su patrimonio. Sus
penitencias y austeridades fueron muchas, típicas de los ascetas
de la época. Transcurría el día recitando salmos y
el Oficio de la Santísima Trinidad, además coloquiaba con
los numerosos visitantes que iban a pedirle consejo. A su alrededor se
le unieron muchos discípulos, atraídos por su austeridad
de vida. La gobernó durante 46 años, aunque parece que no
fue nunca monje.
Hacia el final de su
vida, recibió la visita de dos cardenales, Legados pontificios
en Limoges, y que luego serían los papas Inocencio II y Anacleto
II. Murió con casi 80 años, después de recibir los
sacramentos; en el se encuentra la inspiración del eremitismo
gregoriano, hecho de oración, rechazo de cualquier riqueza y
trabajo manual; en contraste con la normativa de los monasterios
benedictinos tradicionales. Después de su muerte la comunidad,
se engrandeció, se trasladaron a Grandmont, de donde deriva el
nombre de "grandmontines" y tuvieron mucha difusión hasta que,
por falta de vocaciones, fue suprimida entre el 1770 y el 1787. El
rey Enrique II de Inglaterra fue bienhechor de Grandmont, y a
petición suya, el papa Clemente III canonizó a san
Esteban en 1189.