Obispo
de Ratisbona. Algunos hagiógrafos piensan que fue un
irlandés, o escocés (obispo de Ardagh) que pasó al
continente como corepíscopo (obispo-misionero), junto a san
Alberto de Cashel (del que se dice que fue su amigo, o su hermano),
llegando hasta Roma; después, mientras san Alberto
proseguía hacia Jerusalén, Erhardo se marchó a
Baviera, estableciéndose en Tréveris (Alemania) donde
regentó la cátedra de Sagrada Escritura y fundó en
Ratisbona un célebre monasterio y fue elegido obispo de esta
ciudad.
Otros autores piensan que Erhardo fue un obispo itinerante
ordenado por san Bonifacio de Maguncia. Otros autores afirman que era
de origen alsaciano, en principio fue abad de Ebersheimmünster.
Poco creíble parece la atribución en la que se dice que
san Hidulfo de Moyenmoutier, obispo de Tréveris era su hermano,
el epíteto “frater” contenido en algunos textos podría
significar “compañero de fe”. Su leyenda está
estrechamente ligada con santa Otilia de Alsacia a quien habría
curado de su ceguera bautizándola. Su tumba se venera en el
convento de Niedermünster en Ratisbona fue guardada durante el
medioevo por las «Hermanas de Erhardo», una comunidad
religiosa de mujeres que observaban turnos de oración
perpetua.
El 7 de octubre de 1052 los restos de los santos obispos Erhardo
y Wolfgang de Ratisbona fueron trasladados por el papa san León
IX en presencia del emperador Enrique III y numerosos obispos,
ceremonia que se considera equivalente a la canonización.
Documentos de Ratisbona, sin embargo, mencionan sólo el traslado
de Wolfgang, pero no el de Erhardo.
La
vida de san Alberto de Cashel, que se rememora hoy mismo, menciona a
Erhardo como su amigo y compañero, aunque no es posible
compaginar cronológicamente los dos santos, que vivieron a
más de un siglo de distancia.