SAN ENRIQUE DE UPSALA
20 de enero
1156 d.C.
Si
bien había nacido en Inglaterra, es posible que residiese en
Roma, cuando el cardenal Nicolás Breakspear, que fue
posteriormente Papa con el nombre de Adriano IV, partió como
legado pontificio a Suecia y Noruega, en 1151. Enrique parece haber
formado parte de su comitiva, y no faltan razones para creer que el
mismo legado pontificio le consagró obispo de Upsala, en 1152.
El nuevo obispo se ganó la benevolencia del rey san Erico IX
Jedvarsson de Suecia. Cuando el monarca emprendió una especie de
cruzada contra los paganos de Finlandia, el obispo le
acompañó en ella. Los suecos obtuvieron una
señalada victoria, lo cual tuvo como efecto la conversión
de algunos finlandeses. San Erico retornó a Suecia, pero el
obispo se quedó en Finlandia para continuar el trabajo de las
conversiones "con celo apostólico, aunque en algunas ocasiones,
con poca prudencia apostólica".
Enrique impuso penitencia a un convertido, llamado Lalli, que
había cometido un asesinato. Considerándola éste
como una humillación, se puso al acecho del Obispo y le
asesinó en una marisma del río Abo. Un pescador advertido
por los graznidos de un cuervo encontró un dedo ensangrentado
del mártir. Su culto se ha limitado a los calendarios locales.
El santo realizó algunas curaciones y otros milagros. Las
reliquias de san Enrique fueron trasladadas en 1300 a la catedral de
Abo (actualmente Turku). Aunque la afirmación de que el
mártir fue canonizado por el Papa Adriano no descansa sobre
ninguna prueba, lo cierto es que los fineses le consideran como su
santo patrono, desde épocas muy remotas. Patrón de
Finlandia y de Abo que es su capital religiosa. Tiene culto local.