SAN ENGELMARO
14 de enero
1100 d.C.
Nació en Baviera en el seno de una pobre familia de
campesinos. Inclinado a la piedad y a la vida solitaria, parece que
tuvo como maestro espiritual a un pío ermitaño armenio,
de nombre Gregorio, que había sido obispo pero deseoso de
soledad y mayor perfección, se había retirado en los
bosques bávaros para prepararse para la muerte. Muerto Gregorio
en 1093, Engelmaro se quedó solo en el eremo, en los contornos
del pequeño pueblo de Windberg en Passau; llevó una vida
de trabajo, austeridad y oración. Los habitantes de la
región lo visitaban para pedirle consejo y consuelo.
Pronto tuvo el aprecio
y el cariño de todos, pero la gran veneración de la que
fue objeto y su misma virtud suscitaron la envidia de uno que desde
hacía algún tiempo se había asociado a él,
haciendo creer que quería vivir bajo su dirección su dura
existencia y en una noche lo asesinó bárbaramente,
escodiendo su cuerpo bajo la nieve y abandonó el lugar.
Según otra tradición fue asesinado por un visitante que
esperaba encontrar un tesoro, pero no encontró nada porque el
buen ermitaño distribuía a los pobres todas las ofrendas
que recibía.
Su cuerpo fue descubierto unos meses después cuando la nieve se
derritió y sus restos fueron encontrados por un sacerdote que lo
sepultó. La leyenda cuenta que del cadaver del ermitaño
se irradió un rayo de luz. En el 1331 los premostratenses de
Windberg trasladaron sus restos a su iglesia donde se encuentran ahora.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)