SAN EMERICO
4 de noviembre
1031 d.C.
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San
Emerico, confesor, hijo de San Estéban, rey de los
húngaros, en Alba Real en Hungría. Desde niño dio
ya pruebas de la mayor santidad. Creciendo en la virtud y
perfección, ofreció a Dios su virginidad; pero no
queriendo descubrir el secreto ni aún a su propio padre,
consintió por fin a casarse con una doncella de sangre real, tan
hermosa como honesta, y digna ciertamente de tan santo esposo, pues
consintió también en la noche de las bodas a guardar
virginidad y a vivir como hermanos.
Siendo la vida del Santo Príncipe más digna
del Cielo que de la tierra, el Señor se la cortó en la
flor de la edad, y le trasladó a otro reino más seguro y
perpetuo, ilustrando su sepulcro con muchos y grandes milagros.
Benedicto VIII le canonizaó con San Estéban su padre.