SAN ELPIDIO DE ANCONA
Siglo IV d.C.
2 de septiembre
Se dice que
era originario de Capadocia. El escritor Paladio lo recuerda en su
"Historia Lausica" como un eremita que vivió muchos años
en una gruta junto a Jericó y fue objeto de los elogios
típicos para un asceta que, abandonando la
compañía de los hombres, eligió la vida solitaria
de la perfección cristiana; allí vivió 25
años y se le añadieron muchos discípulos.
En esta época, apareció una nueva forma de
monacato, con san Pacomio, iniciador del "cenobitismo", esto es de la
vida comunitaria. En Tebaida, junto al Nilo, había fundado los
primeros conventos de hombres y mujeres, divididos en celdas
individuales, con la iglesia y el refectorio en común. A la
cabeza de cada núcleo estaba el abad que tenía la
misión de hacer observar la regla común, imponer la
castidad, el trabajo, el ayuno y la recitación del Oficio
Divino. Pocos años después de san Pacomio, el gran
teólogo y místico oriental san Basilio el Grande
escribía una regla más mitigada pero más sabia,
destinada a ser la "carta magna", las constituciones, de todo el
monacato cristiano, ya sea en Oriente como en el Occidente, a
través de la Regla benedictina. San Basilio ponía el
acento sobre el trabajo manual e intelectural y reforzaba la autoridad
del abad para eliminar los excesos de las fantasías personales.
No siempre los resultados respondieron a las buenas promesas: muchos
monjes, auténticos vagabundos, abandonaban el convento para
recorrer los caminos o ir a las grandes ciudades, o se dedicaban a
ejercicios ascéticos tan insólitos como espectaculares,
como los "estilitas", que vivían inmóviles como estatuas
sobre una columna y daban sabios y raros consejos a los peregrinos que
se acercaban para admirarles. También Elpidio habría
dejado el cenobio por un período de vida austera y solitaria en
las cercanías de Jericó, si aceptamos esta versión
de la vida del santo, que en un segundo tiempo se trasladó a
Piceno para establecer una comunidad monástica o para realizar
una forma de apostolado entre el pueblo.
Algunos estudiosos son del parecer que Elpidio era natural
de Piceno y allí transcurrió toda su vida,
adecuándose a una regla ascética del todo personal, que
le llevó al aprecio y más tarde a la devoción de
toda la región.