Benedictino que
trabajó mucho por la renovación de la vida
cenobítica. Obispo de Winchester (Inglaterra) en el 935; indujo
a muchas personas a tomar el hábito benedictino, en particular a
su sobrino san Dunstano de Canterbury, al que ordenó sacerdote
junto san Etelwoldo de Winchester y Ethelstan.
Según la “Crónica
de Malmesbury” acerca
de los obispos anglosajones, cuando Elpegio impuso las manos en la
ordenación, vino sobre él el espíritu de
profecía, y pronunció sobre los tres este oráculo:
«Hoy, ante Dios, puse mis manos sobre tres hombres, dos de los
cuales alcanzarán la gracia del orden episcopal. Uno en la
ciudad de Winchester y luego en Canterbury, y el otro ocupará
más tarde mi sede en sucesión legítima. El
tercero, después de hacer mucho mal y revolcarse en los placeres
sensuales, llegará a un final miserable.» El vaticinio se
cumplió a la letra: Dunstan fue obispo de Winchester y luego de
Canterbury, Ethelwold fue un santo obispo en la sede de Winchester, y
Ethelstan fue un monje y presbítero disoluto, como los
había tantos en la época. Tiene culto local.