Griego de
nacimiento, y fue educado en el conocimiento de la filosofía
platónica. Lo convirtió san Apolinar de Rávena.
Obispo de Rávena, sucediendo a san Aderito. Elegido obispo,
continuó la obra de los primeros apóstoles de
Ravena.
Su muerte
ocurrió un día 14 de febrero, y tradicionalmente se
indica como año el 112, aunque la cronología no es
segura. Fue inhumado fuera de los muros de Ravena, en un lugar en donde
más tarde se construyó una iglesia. Después, se
trasladó su cuerpo a la iglesia de San Miguel, en
Pavía.