SAN ELEAZARO DE
PARÍS
1323 d.C.
27 de septiembre
Nació en Ansouis, cerca de Aviñón. Barón de
Anzonis en la Provenza. Conde de Arian en Francia. Recibió una
sólida formación religiosa en el monasterio de San
Víctor de Marsella, del que era abad su tío Guillermo. Se
casó con la beata Delfina de Signe, vivieron un matrimonio
blanco, ya que había prometido la castidad en el celibato como
medio para santificarse, también vivieron en gracia y alegres
dentro del mundo de la diplomacia napolitana. Los dos se dedicaron a
las buenas obras.
A la muerte de su padre, Elzearo marchó a
Nápoles para hacerse cargo de sus posesiones, mientras su esposa
quedó en Provenza, tuvo que ganarse la voluntad de sus vasallos
que no querían ser mandados por un noble, pero con su prudencia
y diplomacia lo logró. Cuatro años después
volvió a Provenza y con su esposa se hicieron Terciarios
franciscanos. Multiplicaron sus obras de caridad y muy especialmente se
distinguió Elzearo, por su amor a los leprosos a los que
visitaba diariamente. Fue padrino de Guillermo de Grimoard, el futuro
beato Urbano V, que lo canonizará.
Llamado por el rey Roberto de Anjou, volvió a
Nápoles para capitanear las tropas que ayudaban al Papa para
librarle del cerco de Roma al que le tenía sitiado el emperador
Enrique VII. Eleazar cumplió su tarea y el emperador tuvo que
levantar el sitio. El rey le confió la embajada ante el rey de
Francia para pedirle la mano de la princesa María de Valois. Fue
preceptor del príncipe Carlos; ejerció cargos importantes
en la casa de Anjou, sembrando siempre la paz y la concordia
entre un pueblo que estaba en contra de la dinastía anjoina. Los
dos esposos toda su vida la dedicaron a la asistencia a los más
necesitados. Elzearo murió joven en París, antes que su
esposa y Delfina tuvo la gracia de ver a su marido en los altares. La
leyenda le atribuye muchos milagros. Fue sepultado junto a su esposa en
Apt. El Papa Urbano V, quien fue su ahijado, en 1369,
firmó el decreto de su canonización cincuenta años
después de su muerte.