SAN EDWIN
633 d.C.
12 de octubre
Nació en Deira, en Northumbria, Inglaterra, en un periodo
histórico en que se libraban guerras por la
evangelización de la Gran Bretaña. A la fecha del
nacimiento de Edwin, el reino de Northumbria, que corresponde
básicamente a los actuales territorios de Northumbria y
Yorkshire, estaba constituido por dos reinos: Deira y Bernicia.
En su juventud, durante el reinado de Etelfrido de
Bernicia, Edwin vivió muchos años en el exilio. Sin
embargo, en 616, cuando Etelfrido fue derrotado en batalla, Edwin fue
nombrado rey de Northumbria, gobernó durante 17 años.
Edwin extendió su reino por casi toda la actual Inglaterra. Su
gobierno lo ejerció prácticamente de manera itinerante,
pues iba viajando de lugar en lugar para gobernar mejor.
En el 625 e casó en segundas nupcias con santa
Ethelburga de Lyminge, la hija del rey cristiano de Kent. Ella
mandó llamar a Inglaterra a san Paulino de York, quien
bautizó a Edwin en 627, y fue de gran ayuda para extender el
cristianismo por Northumbria, como capellán del rey. El
historiador cristiano Beda el Venerable se refiere a Edwin de
Northumbria como una persona prudente que meditaba largo rato antes de
tomar una decisión importante, como lo fue su conversión,
pero luego actuaba con completa seguridad. Según este cronista,
durante el reinado de Edwin “una mujer podía viajar a
través de la isla con un bebé en su pecho sin temor de
ser insultada”. Edwin nombró a san Paulino obispo de York en
627, encomendándole la construcción de iglesias y la
difusión de la fe. Estos años se caracterizaron por ser
un breve periodo de paz que no se había vivido en mucho tiempo
en la conflictiva Northumbria.
No obstante, para el año 633 los enemigos de Edwin
se habían fortalecido, y en la batalla de Hatfield Chase fue
derrotado por el rey pagano Penda de Mercia y el príncipe celta
Cadwallon de Gales, quienes asolaron Northumbria, y por esta
razón fue venerado como mártir. Su viuda, junto con sus
hijos y con san Paulino tuvieron que huir a Kent, y la
cristianización de la Gran Bretaña tuvo que esperar
algunos años más.
En Inglaterra se originó muy pronto un culto popular a san Edwin
de Northumbria, considerado mártir, y se le empezó a
venerar como santo a partir de que sus restos mortales fueron
trasladados a la abadía de Whitby. La ciudad de Edimburgo
perpetúa su memoria.