SAN EDMUNDO RICH
16 de noviembre
1240 d.C.
Nació en Abingdong, Berkershire en el seno de una familia de
comerciantes. Cuando los hijos fueron mayores, el padre ingresó
en un monasterio, mientras su madre se encargó de la familia con
eficacia. Estudió en Oxford, donde hizo voto privado de
celibato. Cuando murió su madre volvió a Inglaterra para
cuidarse de sus hermanas y, al dejarlo todo ordenado, volvió a
París donde obtuvo el doctorado en Teología y fue
profesor de la universidad parisina; luego se unió a los
canónigos agustinos de Merton, en Surrey. Su vida fue de
profunda piedad, oración y penitencia, al mismo tiempo que fue
admirado por su ejemplo. Ordenado sacerdote volvió a Inglaterra.
Profesor de Filosofía en Oxford (1219-1226), tuvo a san Ricardo
de Chichester como asesor en la universidad de Oxford. Predicó
misiones populares en Oxfordshire, Gloucestershire y Worcestershire.
Fue nombrado
canónigo-tesorero de la catedral de Salisbury donde estuvo once
años, donde era sabido que las rentas que administraba iban a
manos de los pobres. Predicó, por encargo del papa Gregorio IX,
la Cruzada contra los musulmanes; tuvieron sus predicaciones
muchísimo éxito, y muchos pecadores se arrepintieron e
hicieron donaciones para la liberación de Tierra Santa.
Escribió “Espejo de la Iglesia”.
Fue designado arzobispo de Canterbury (1233) y el obispo de Salisbury
tuvo que ordenárselo para que aceptara, pues se negaba aceptar
el cargo, como antes se había negado a otros beneficios, como el
cobrar por sus predicaciones. Durante su episcopado tomó
especial interés en el cuidado de las jóvenes sin medios,
para las que fundó una institución propia para
protegerlas. Su posición intransigente a favor de la buena
disciplina, de la observancia monástica, le llevó a la
desobediencia de los monjes que querían sus privilegios, y como
no podía con ellos tuvo que excomulgarlos. Su defensa de la
justicia en las altas esferas del reino, le llevó a la enemistad
con el rey Enrique III, con su propia curia diocesana y con el legado
del Papa. Fue desterrado por Enrique III, a Pontigny en 1235, y al
destierro fue acompañado por san Ricardo de Wych, futuro obispo
de Chichester. Cuando llegó a Francia san Luis IX y su corte le
recibieron con respeto y afecto. Quiso volver a Inglaterra, pero ya
enfermo murió en el convento agustino de Soisy, asistido en todo
momento por su amigo san Ricardo de Chichester. Al morir dijo:
“Señor yo sólo te he deseado a ti”. Está enterrado
en la abadía cisterciense de Pontigny, Yionne. Seis
años después el papa Inocencio IV lo canonizó el
16 de diciembre de 1246.