SAN DAVID DE
TESALÓNICA
26 de junio
540 d.C.
Nació en Mesopotamia y que se trasladó todavía muy
joven a Macedonia, viviendo como ermitaño en las proximidades de
la ciudad de Tesalónica, Grecia, que durante 70 años, dio
a sus paisanos buen ejemplo y sirvió a Dios. Parece que los tres
primeros años vivió sobre un almendro y después en
una gruta. Por su vida ascética tuvo la estima de sus
conciudadanos, tanto que el arzobispo Arístides lo nombró
enviado suyo ante el emperador Justiniano, para que la residencia del
eparca de Illyricum volviese a Sirmium, asolada por una
incursión de los ávaros, en Tesalónica, que la
había perdido en el 535. David fue recibido por la emperatriz
Teodora y posteriormente por Justiniano, en cuya presencia hizo un
milagro singular, manteniendo en la mano carbones encendidos sin
quemarse, pero su misión no tendrá éxito, sino
algunos años después de su muerte. La muerte le
sorprendió mientras volvía en un barco a
Tesalónica.