SAN DAVID I DE ESCOCIA
(Iglesia Reformada de Escocia)
11 de enero
1183 d.C.
Nació en Edimburgo y era hijo de santa Margarita de Escocia y
del rey Malcom III Canmore. A la muerte de sus padres, en 1093,
él y sus hermanos marcharon a Inglaterra, donde se
encargó de ellos su tía Cristina, monja del monasterio de
Ramsey. Pero cuando su hermana Matilde se casó con el rey
Enrique I de Inglaterra, David pasó a la corte inglesa para
completar su formación.
Muerto su hermano
Edgard, se le asignó el gobierno de la región de Cumbria,
y a la muerte de su hermano Alejandro subió al trono de Escocia
en 1124. Estaba casado con Matilde de Northumbria, lo que le
había convertido en un barón inglés. Aunque no
estavan bien delimitados los límites de los estados tuvo buenas
relaciones con los daneses.
Durante el reinado de
Esteban de Inglaterra se produjo una guerra civil y David entró
en litigio. En 1135, conquistó varios castillos de la frontera y
en los años sucesivos reinvindicó el condando de
Northumbría e invadió Inglaterra septentrional. En el
1138, fue derrotado en Northallerton en la llamada "batalla del
estandarte", pero consiguió un definitivo armisticio a cambio de
Northumbría y de Cumbria. Pudo de esta forma regresar a su
reino y dedicarse al bien de su pueblo.
Fue un rey justo,
amante del buen orden que le dio una nueva estructura al sistema feudal
del reino, introduciendo colonos anglo-normandos y nuevos sistemas
jurídicos. Incentivó el desarrollo de las ciudades de
Edimburgo, Berwick y Perth, haciendo florecer el comercio. Hombre
religioso, creó el obispado de Glasgow y otras cuatro
más. Además erigió numerosos monasterios en su
afán de aumentar la extensión de la agricultura.
Reorganizó la iglesia escocesa extrechando los lazos con Roma.
Incrementó las donaciones a los benedictinos de Dunfermline, el
convento que su madre había fundado y que luego fue el lugar de
la sepultura y centro de su propio culto.
El célebre san
Elredo de Rievaulx, que durante un tiempo fue preceptor de la familia,
redactó un panegírico en el que señala las
reticencias de David para aceptar el trono, la justicia que le
distinguió como administrador y su apertura hacia el
prójimo. Fue un hombre humilde y tenía una gran
misericordia y generosidad con los pobres y enfermos. La pureza del
soberano fue siempre ejemplar, a menudo recitaba el oficio de las
lecturas, recibía con frecuencia el sacramento de la penitencia
y la Eucaristía: todo heredado de su madre santa Margarita. El
único "pero" que se le puede hacer es que enroló tropas
bárbaras durante la invasión inglesa de 1138, que dejaron
un dramático recuerdo por sus atrocidades. Tuvo que lamentar la
muerte de su único hijo.
Cuando enfermó, todavía en el lecho de muerte oraba con
los salmos y exhortaba así a los presentes: "Permitidme pensar
sólo a las cosas de Dios, para que mi alma venga reforzada.
Cuando me presente ante el trono de Dios, ninguno de vosotros
responderá por mí, ninguno de vosotros podrá
protegerme, ni liberarme de su mano". Su cuerpo fue sepultado en el
monasterio de Dunfermline y pronto le fue concedido el traslado, suceso
que en aquel tiempo equivalía a una canonización. La
influencia que este rey tuvo en su país ya sea en el campo
político como en el religioso fue profunda y perduró
durante mucho tiempo, tanto que está considerado uno de los
más grandes soberanos del Medioevo. No ha sido formalmente
canonizado pero si tiene culto litúrgico, especialmente en la
Iglesia reformada de Escocia.