SAN COMGALL
10 de mayo
603 d.C.



   Nació en el Ulster. Parece que primero sirvió como soldado, y al final de ese servicio militar dice él que estudió con san Finnian en Clonard, y en Clonmacnoise con san Kieran. Se hizo monje en el monasterio de Clonenagh. San Fintano, abad del monasterio, fue tan severo, que muchos protestaron contra sus prescripciones, sólo Comgall las acató con absoluta obediencia, de manera que pronto se convirtió en el preferido del abad y poco a poco éste le fue iniciando en las tareas de la dirección monacal. Lo encontramos luego en el Ulster, en una isla del Lago Erne, acompañado de unos pocos compañeros, siguiendo una muy severa forma de vida monástica.

   Intentó pasar a Bretaña, pero fue disuadido por Lugidio, el obispo que lo ordenó, por cuyo consejo permaneció en Irlanda y se dedicó a difundir la vida monástica por todo el país. El rey le nombró abad y fundador de la abadía de Bangor (Ben-Chor), en el golfo de Belfast (Down) en el 555, donde fue maestro de san Columbano, san Galo y del grupo de monjes que evangelizó Europa central. Redactó una de las reglas más ascéticas y severas del monacato irlandés, de manera que con frecuencia los hermanos maldecían en secreto la severa regla que tenían que obedecer. Solía decirse que la fama de Bangor venía de los santos y no de los impresionantes edificios. Parece que vivió algún tiempo en Gales, Cornualles y en Escocia. 

   Tuvo una gran influencia en la organización de la vida monástica irlandesa. En los últimos años de su vida padeció enfermedades muy dolorosas. Quienes se burlaban del monje decían que era el castigo de Dios por la disciplina exagerada que él siempre había ordenado y practicado. Pero Comgall llevaba sus sufrimientos con humildad y daba gracias a Dios por haberle elegido para participar del sufrimiento de Cristo. San Pío X confirmó su culto inmemorial en 1903.

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(Parroquia San Martín de Porres)