SAN CESAREO DE ARLES
542 d.C.
27 de agosto
Nació en territorio de la ciudad de Cabillón
(Châlon-sur-Saône), Francia, en el seno de una familia
acaudalada de origen galorromano. A los 18 años, pidió a
san Silvestre, obispo de la ciudad que lo admitiese en el clero de
Châlons, donde que permaneció aproximadamente dos
años; a los 20 años se ingresó como monje
benedictino en Lerins donde recibió una sólida
formación espiritual; su vida hizo que sus cohermanos le
eligieran mayordomo o procurador de la comunidad, pero sus penitencias
fueron tantas que su salud se resintió y sus superiores lo
mandaron a reponerse a Arles.
En el 449 recibió el cometido de restaurar la
disciplina en un monasterio de los alrededores de Arles del que fue
nombrado abad y allí recibió el sacerdocio de manos del
obispo san Eonio y a los 30 años fue elegido arzobispo de Arles
(502), sucediéndo a san Eonio. Fue un gran hombre de iglesia,
presidió diversos concilios y particularmente el de Orange
(529), en el cual se condenó el semipelagianismo. Su doctrina
sobre la gracia es agustiniana. También luchó contra el
paganismo residual. Fundó la gran abadía femenina de
Aliscamps de Arles, que lleva su nombre; y para aquella comunidad
escribió una regla monástica (“Regula sanctarum
virginum”); su hermana santa Cesarea fue la abadesa. Anteriormente
había escrito “Regula monachorum”, destinada a los monjes. Como
síntesis de toda su vida escribió la llamada
“Recapitulatio”, documento que nos detalla la organización de la
vida religiosa a principios del siglo VI.
Se preocupó mucho del decoro en las funciones
litúrgicas y fue un excelente predicador, de manera que sus
homilías todavía se pueden leer con gran deleite.
Fue ante todo un gran moralista. Se enfrentó a los reyes Alarico
II y Teodosio. Fue guía de su pueblo en asuntos sociales y
políticos, y siempre se demostró digno de su confianza.
Durante el periodo de miseria provocado por el asedio de Arles en el
508 vendió los tesoros de su iglesia para socorrer a los pobres.
Se dice que ha sido el primer obispo de Europa occidental en recibir el
palio del Papa, cuando le pidió al papa san Símaco que
fuera confirmada para Arles, la dignidad de sede metropolitana. Se le
considera uno de los fundadores de la iglesia de Francia y uno de los
Padres de la Iglesia.