Pertenecía a
una familia del norte de Inglaterra que dio varios monjes y obispos muy
piadosos. Era hermano de san Cedd, Celin y san Cynibild. Fue
discípulo de san Aidán en el monasterio de Lindisfarne.
Para un mayor progreso en las Escrituras Sagradas y la divina
contemplación fue a Irlanda y pasó un tiempo considerable
en compañía de san Egberto. San Beda le describió
como "hombre santo y humildísimo, docto en las Escrituras y
lleno de afán por poner en práctica cuanto leía en
ellas".
Por sus
virtudes sucedió a su hermano san Cedd al frente de la
abadía de Lastingham, en el Yorkshire, donde en aquel tiempo
(antes del sínodo de Whitby) se observaba estrictamente la regla
de san Columba. Durante una de las ausencia de san Wilfrido, obispo de
York (que se encontraba en Francia) fue consagrado obispo de York,
aunque en el 669, surgieron dudas acerca de la licitud canónica
de aquella consagración y fue destituido por san Teodoro de
Tarso; Ceaddas, con su proverbial humildad, renunció a esta sede
episcopal para volver a Lastingham sin una protesta, sin un reproche,
juzgando que la obediencia era el mayor de sus derechos.
San Teodoro hizo
todo lo que pudo para que pudiera ejercitar su episcopado en Mercia y
le nombró obispo de Lichfield; cuyo nombre significa “campo de
muertos”; durante el corto espacio de tiempo que fue pastor de esta
diócesis fue arquetipo de celo y piedad; nos dice Beda, que
"siguiendo el ejemplo de los apóstoles, iba siempre a pie, nunca
a caballo" y que uno de sus rasgos característicos era el "temor
de Dios". Cuando se levantaba un viento más fuerte de lo
acostumbrado, lo interrumpía todo para invocar la misericordia
del Señor, si arreciaba el viento se ponía en
oración y si tronaba o relampagueaba se iba a la iglesia para
rezar hasta que el temporal acababa serenándose. Fue muy amigo
de san Owen. Profetizó su muerte en Stowe. Gracias a la
generosidad del rey Wulfere fundó un monasterio en un lugar
llamado Barrow (en la parte norte de Lincolnshire).
Su nombre se
duplica en Aix como san Cedonio de Aix en Provenza, cuyo culto fue
introducido por los monjes irlandeses de Lerins. Se le identificaba
como el ciego de nacimiento curado por Jesús, se lo consideraba
embarcando junto a la Magdalena, Marta y Lázaro y desembarcando
en Marsella. Habría ayudado en su ministerio y
predicación a san Maximino, primer obispo de Aix, y le
habría sucedido. Murió en Lichfield y fue enterrado en la
iglesia de Santa María de la misma ciudad.