SAN CAPRASIO DE LERINS
1 de junio
430 d.C.
Natural de
la Galia, y renunciando a las grandes perspectivas que le
ofrecía el mundo, se retiró a vivir como eremita en la
isla de Lérins (Costa Azul en Francia); allí junto con
santos Honorato de Arles y Venancio de Lerins, visitó las
colonias monásticas de Oriente. El viaje fue muy duro ya que
tuvieron grandes privaciones, y apenas llegaron a Grecia, san Venancio
murió. Los otros dos regresaron a la Galia y, durante
algún tiempo, se refugiaron en las montañas que circundan
Fréjus, y después volvieron a Lérins, con la
finalidad de imitar la vida de los padres del desierto. Pronto se les
unieron otros discípulos y fue necesario formar una comunidad
como la de Tabenna en Egipto, inspirándose en la regla de san
Pacomio, donde un gran número de pequeñas casas
religiosas adoptaron una regla común y un único
superior.
Parece históricamente acertado afirmar que Caprasio
nunca fue oficialmente el superior de la comunidad monástica,
quizás porque era muy anciano o porque san Honorato tenía
mayor carisma como administrador, pero de todas formas Caprasio
está considerado como fundador y primer abad de Lérins,
en cuanto director espiritual de Honorato y de todo el complejo
monástico. San Hilario de Arles también fue monje este
tiempo en Lérins. Caprasio cultivó la humildad con
tenacidad.
La santidad de Caprasio fue exaltada por san Euquerio,
obispo de Lyon y por san Hilario de Arles, quienes estuvieron presentes
cuando murió. En un panegírico que éste
último entregó a san Honorato, alude a Caprasio como a un
santo que ya está en el cielo. Todo lo que sabemos sobre
él, proviene de esa «laudatio» de san Hilario de
Arles.