SAN BENEDICTO DE
POLONIA
12 de noviembre
1005 d.C.
Los
Santos Mártires Benedicto, Juan, Mateo, Isaac y Cristino,
ermitaós, en Polonia. Murieron a manos de los herejes por los
años de 1005. A
pesar de que son desconocidos para el gran público, los santos
Benito, Juan, Mateo e Isaac, monjes camaldulenses, son los primeros
cristianos en tener el privilegio de testificar con su fe, derramando
su sangre en tierra polaca.
Benito nació en
Benevento. Cuando descubrieron la vocación religiosa de su hijo,
sus padres consiguieron que fuera ordenado sacerdote con 18 años
y fuera también nombrado canónigo. Pero el
jovencísimo sacerdote, al comprender la gravedad moral de su
situación, deseó expiar la culpa primero
retirándose a un monasterio napolitano, después haciendo
vida eremítica en el monte Soratte en Roma y luego en
Montecasino. Tuvo un encuentro decisivo para su vida con san Romualdo
en Rávena.
El fundador de los
camaldulenses le invitó a ingresar en la nueva Orden y en
octubre del 1001, por petición del emperador Otón III, lo
eligió para que evangelizara la Pomerania. Fue así que
Benito, acompañado junto con su cohermano Juan de Cervia y de
tres novicios polacos, Mateo, Isaac y Bernabé, inició
fervorosamente su apostolado; fue acogido calurosamente en la corte de
Boleslao I en Polonia occidental, donde conoció la cultura
eslava y la nueva lengua. El mismo duque les donó un eremitorio
en Kazimierz, junto a Gniezno.
En este eremitorio, se
consumó el martirio: Benito, Juan, Mateo, Isaac y su siervo
Cristiano fueron asesinados de algunos bandidos paganos. Intentaban
robarles diez libras de plata que el príncipe polaco Boleslao
les había dado como donativo para el Papa. Se salvó
solamente el novicio Bernabé que aquel día se
había marchado para Roma. Venerados enseguida como santos, el
eremitorio fue meta de peregrinaciones, y sus reliquias fueron
trasladadas a Olomouc.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)