Nació
en Amasea del Ponto en el mar Negro y era sobrino de san Teodoro de
Amasea. Obispo de Comana en el Ponto. Fue decapitado durante la
persecución de Maximino el Tracio, después de torturarlo
cruelmente; su cuerpo fue arrojado a un río de Nicomedia, pero
fue recuperado y trasladado a Comana. Fue éste el santo que se
apareció a San Juan Crisóstomo la noche antes de su
muerte.
Según
los sinaxarios ortodoxos, no era obispo, ni parece que hubiera
pertenecido al clero. Al enterarse el gobernador de Capadocia, Agripas,
que Basilisco era cristiano lo mando apresar, y lo presionó bajo
tortura para que apostatara, pero él se mantuvo firme en su fe.
Mientras estaba en la prisión le suplicó al Señor
que no le dejara morir mártir ya que no era digno de participar
del honor de los mártires. El Señor en una visión
le liberó de la prisión y le dijo que fuera a casa de su
pariente Teodoro. Cuando se supo que había salido de la
cárcel, los soldados le apresaron de nuevo y lo llevaron a
Comana de Capadocia, obligándole a caminar con sandalias
tachonadas con clavos. Fue decapitado en Comana y su cuerpo arrojado al
río durante la persecución de Diocleciano.
En el anterior Martirologio Romano, aparecía conmemorado junto con
santos Cleónico y Eutropio el 3 de marzo. Esto es porque en las Actas de su martirio, en las que
se dice que estos tres mártires, militares de profesión y
parientes de san Teodoro “Tyro”, fueron descubiertos como cristianos.
Después de padecer diversos tormentos fueron trasladados a
Comana donde Eutropio y Cleónico fueron ejecutados; Basilisco
murió mártir poco tiempo después. Esta distancia
del martirio es lo que ha hecho la doble fecha de la
conmemoración de Basilisco.