SAN BASILIO "EL
BENDITO"
(Iglesia Ortodoxa Rusa)
2 de agosto
1552 d.C.
Nació en la aldea Elojov, cerca de Moscú, en una familia
campesina. A los 16 años, Basilio abandonó su casa
paterna y fue a Moscú. Allí comenzó su nuevo
sacrificio de necio por Cristo. Durante las heladas invernales y el
calor veraniego, el Beato ambulaba por las calles de Moscú
descubierto y descalzo. A veces, mediante alegorías o
señales, o de una forma muy directa y sincera, predecía
tanto los infortunios con los que se castigaba a los pecadores, como
también el bienestar con que se premiaba a los virtuosos. En
algunas ocasiones entraba en las tabernas para salvar a los borrachos
que sucumbían por su vicio. En las calles y plazas
enseñaba a la gente como seguir la senda de bien. Hasta el mismo
Zar Ivan el Terrible, recibía del Beato las enseñanzas
referidas a la virtud de la piedad.
Con alegría el
Beato ayudaba a aquellos que se avergonzaban a pedir limosna aunque
ellos la necesitaban. Así, una vez, entregó los regalos
que le había dado el Zar a un comerciante extranjero quien
quedó sin medios económicos para poder vivir. Hasta en la
gente perdida moralmente, veía una pizca de bondad y los
reconfortaba cariñosamente y los animaba. Muy seguido, el pueblo
se burlaba y golpeaba al Beato Basilio, que soportaba todo con
humildad. Las noches las pasaba en el atrio de las iglesias en
oración y meditación. Dios distinguió a este
hombre pío con el Don de clarividencia y el Don de poder
realizar milagros. Así por las oraciones del Beato Basilio
delante del ícono de la Santa Madre de Dios de Vladimir,
Moscú y con ella toda Rusia se salvaron de la invasión
del Khan Majmet Guirei en el año 1521. Este Khan que ya
había incendiado y quemado los alrededores de Moscú, se
atemorizó ante la visión de una multitud de soldados y se
retiró a las fronteras de Rusia.
Falleció el Beato Basilio a los 88 años. El mismo Zar
Ivan, llevó su cuerpo a la iglesia para el oficio de la
defunción. San Basilio fue enterrado en Moscú, en la
catedral del Manto de la Santa María de Dios, que habitualmente
es llamada el templo de Basilio, el Beato. Sus reliquias se
glorificaron por los numerosos milagros realizados ante ellas. Las
pesadas cadenas de asceta que llevaba sobre su cuerpo estaban guardadas
en la Academia espiritual de Moscú.